En el primer monumento erigido a su memoria en el mundo, se dieron cita nuevamente los de menores edades junto a hombres y mujeres de varias generaciones para confirmar la vitalidad del guerrillero argentino-cubano que no pudieron matar en Bolivia hace 55 años.
En una colina que alude a la Cordillera de los Andes, el mármol blanco de las 73 piezas confirma la pureza de los ideales defendidos hasta la muerte por los héroes, cuyas figuras grabadas en relieve están ubicadas de acuerdo con su ubicación en la vanguardia, la retaguardia y los flancos.
La obra escultórica, cuya autora principal fue la relevante artista cubana, ya fallecida, Rita Longa, incluye senderos de chinas pelonas que evocan los ríos que tantas veces cruzaron en su andar los guerrilleros.
Dos pinos bolivianos, palmas, bambúes y ceibas integran la floresta singular, donde el color verde predomina y hace resaltar la blancura del conjunto escultórico.
Aunque la fecha convoca de modo particular el homenaje, a lo largo del año la presencia del revolucionario cubano de origen argentino matiza espacios de la ciudad como es la septuagenaria Universidad de Oriente, donde fueron conmemorados los más de 60 años de su primera visita.
Otro hito de la historia local vinculado al Che Guevara fue su presencia en la celebración del Desfile del Día Internacional de los Trabajadores el Primero de Mayo de 1959, a pocos meses del triunfo de la Revolución.
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