Viejos y jóvenes, actores y directores, admiradores y desconocidos llegan desde esta mañana al lobby del capitalino centro cultural para rendir tributo, agradecer y dejar constancia del emotivo momento que marca la partida a la eternidad del admirable artista.
Las rosas blancas conforman las ofrendas florales a nombre del General de Ejército Raúl Castro y del presidente Miguel Díaz-Canel; en tanto flores rojas, rosadas y amarillas llegaron a nombre del Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano de Radio y Televisión y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Junto a sus cenizas figuran también algunos de sus galardones, reconocimientos y medallas que fueron el tributo de tantos desvelos, sacrificios y relevantes puestas en escena que recibieron la mayor de las medallas transmutadas en el cariño sincero y el respeto que siempre el pueblo le profesó.
En una esquina del lugar una gran pantalla proyecta la voz del cubano gigante que, al decir del propio Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, inmortalizó con sus interpretaciones a personajes como Lenin, Maceo, Reinier y otros imprescindibles para entender la cultura, la historia y lo que somos como nación.
El mulatísimo o Mulato de Oro como algunos le nombraban obtuvo los máximos galardones que otorgan el Teatro (2006), la Televisión (2009) y el Cine (2021) porque en los tres terrenos brilló como profesional y ser humano, y trabajó sin descanso impulsado por el amor a su profesión.
El Grupo de Teatro Ocuje, el Teatro Bertolt Brecht y «Andoba» ilustraron su talento en el teatro, mientras «Las aventuras de Juan Quinquín» y «En silencio ha tenido que ser» mostraron su carisma en la televisión y «El hombre de Maisinicú» y «El extraño caso de Rachel K» signaron su paso por la gran pantalla.
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