En el homenaje póstumo, el actual director de la Biblioteca Nacional de Cuba evocó las interpretaciones teatrales de Balmaseda, convertido en Lenin, Dimitrov y Bolívar, por solo citar personajes históricos de los muchos que asumió.
Todos los cubanos tenemos disímiles aproximaciones a Mario y le conocemos por varios nombres en el teatro, la televisión y el cine, aseguró el investigador y recordó la ocasión en que lo vio interpretar y dirigir la emblemática obra La Panadería de Bertolt Brecht.
Según dijo, esa pieza, como tantas otras del Teatro Político, ilustró los conocimientos obtenidos por el creador en sus estudios en Berliner Ensemble, donde aprendió la importancia de crear, volver a hacer, ubicar en tiempo y espacio cada una de las puestas en escenas.
Valiño enalteció la vocación social del Premio Nacional de Cine 2021 y su capacidad de crear belleza y hacer pensar. Por eso, sentenció que, el encuentro, en el lobby del emblemático sitio donde exhibió su trabajo, no marca en absoluto una despedida sino la extensión de esa belleza que legó eterna.
Mario fue un actor espléndido que iluminó todo el tiempo el camino por donde debe dirigirse el sentimiento y pensamiento de sus espectadores, tal y como lo hizo en Los días del agua, El hombre de Maisinicú, De cierta manera, Baraguá, Se permuta, entre otras producciones de la gran pantalla, significó.
El especialista lo nombró un hombre de la cultura todo terreno pues en un mero repaso por su trabajo se evidencia cuanto aportó y asumió por el bien del arte y la cultura de la nación caribeña que con toda justicia le concedió, además, el Premio Nacional de Teatro (2006), Televisión (2009).
Antes de la despedida, sus hijas Carolina y Simone, presentes en la ceremonia agradecieron a los presentes por asistir y a quienes acompañaron en ese difícil momento con mensajes y disímiles expresiones de cariño y admiración por su padre.
Cada uno puede tomar una flor de tantas bellas que están aquí y les fueron regaladas. Muchas gracias, dijo una de sus descendientes y los aplausos (a Lenin, Maceo, Reinier, Manolo, Eduardo, Mario y tantos otros) estremecieron la sala.
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