En ceremonia efectuada en el Museo Nacional de Bellas Artes, en esta capital, por el aniversario 36 de la AHS, la directiva de la organización reconoció la labor del músico cubano, como uno de los referentes de este género en la nación antillana, al cual ha dedicado gran parte de su vida.
La celebración de los homenajeados confirmó la importancia de la cultura en el proceso revolucionario de la nación cubana, que se renueva cada día con la mejor vanguardia del arte joven de la isla, indicó el cantautor en declaraciones exclusivas para Prensa Latina.
Blanca es acreedor de numerosas distinciones y reconocimientos, entre ellos las medallas por la Cultura Nacional, por los 10 años de la Nueva Trova, y la Alejo Carpentier, además del Diploma al Mérito Artístico otorgado por la Universidad de las Artes y las placas Nicolás Guillén y José María Heredia, así como la Distinción Majadahonda.
Graduado de Artes Plásticas, escenógrafo, amante del teatro y la buena música, se adentró en el mundo trovadoresco con solo 17 años cuando vivía en Santiago de Cuba y fue en la Casa de la Trova de esa provincia donde descubrió su vocación.
El artista conoció y aprendió de los grandes de la trova tradicional: el Trío Matamoros, Sindo Garay y El Cuarteto de Oriente; junto a ellos interpretó algunas de sus composiciones.
En declaraciones exclusivas para Prensa Latina, el compositor recordó que la Revolución había triunfado y a través de sus canciones los cultores de ese movimiento reflejaron la épica de esa generación.
“En 1968 fue el primer encuentro de la Canción Protesta en la Casa de las Américas, donde nos percatamos que en otros países se había gestado un movimiento de esa magnitud, tales como Brasil, Argentina y Chile, por lo que creamos un vínculo con los artistas de la región”, explicó.
Según el trovador, los jóvenes representantes del género deben aprovecharlo para expresar lo que tienen dentro, “tomen inspiración de los problemas de la sociedad, que son los más valorados por el público”, dijo.
Esa corriente del arte y el pensamiento alcanzó su clímax en la década de los 80’, sin embargo desde hace algunos años ha dejado de ser popular, reconoció Blanca, quien considera que esa desmotivación se debe a la falta de divulgación del género en los medios de comunicación.
“A veces sitúan nuestras canciones en la radio a las seis de la mañana, un horario, donde pocos nos pueden escuchar”, señaló.
De igual forma, llamó la atención sobre la necesidad de que promocionen más la canción inteligente, como también la llaman, para que perdure en el tiempo y advirtió que no existe una representación de la Nueva Trova en la televisión.
“En estos últimos años los trovadores han creado muchas canciones, pero si no se abre un espacio para los artistas, sino se graba, sus canciones terminan encapsuladas para la historia; hay que darles visibilidad, promocionar giras, para que no quede solo en las peñas del recinto ferial Pabellón Cuba, porque después baja la espuma”, agregó.
Orgulloso de haber sido parte del grupo fundador del Movimiento de la Nueva Trova, a 50 años de su creación, el cantautor aseguró que rescatar el género no depende del gremio, sino de las instituciones culturales del país.
“Para mí la trova nunca va a morir, hay material y mucho talento, como la canción Yolanda de Pablo Milanés y la obra de Silvio Rodríguez que han permanecido a lo largo de la historia, pues reflejan nuestras raíces; mientras se incorporen nuevas sonoridades al género este seguirá creciendo”, añadió Augusto.
Para quien ha logrado un lugar cimero en la música cubana, el tiempo representa una fuente inagotable de sorpresas.
“Tengo muchas ambiciones todavía, siempre se me ocurre algo que hacer. Hoy trabajo en varios planes, entre ellos, dos nuevos discos: Postergadas y Humedades, así como un libro digital auspiciado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, titulado Huellas en los rieles, que compila 139 crónicas sobre el proceso de surgimiento de la nueva trova”, indicó el compositor.
La producción literaria está dividida en ocho tiempos musicales, en los que narra anécdotas desde su niñez hasta su ingreso en ese movimiento artístico, además de incluir historias referidas a su trabajo en el teatro, declaró el artista a Prensa Latina.
¿Cómo le gustaría que lo recordaran?: Se palpa, con la mano derecha, el lado del corazón, ¿acaso no puede un gesto decirlo todo?, dijo Augusto.
“Desearía que me recordaran como un guajirito de mi pueblo que a través de mis canciones conozcan más sobre la historia de Cuba; estaré cantando la trova o como dice el refrán, perro huevero aunque me quemen el hocico”.
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