Si bien Essure recibió en su momento el aval de la Agencia Nacional Francesa para la Seguridad de los Medicamentos y Productos Sanitarios (ANSM), en abril de 2017 fue alertada de los efectos adversos del dispositivo comercializado por Bayer y sus posibles consecuencias para la salud de las mujeres.
La ANSM había encargado a un experto externo que analizara la estabilidad de los materiales que componen estos dispositivos médicos, y las conclusiones fueron que la composición de las soldaduras, la geometría del implante y su entorno en el cuerpo facilitaban las condiciones para que se produjera una «corrosión galvánica», lo que suponía un riesgo para la salud de las pacientes.
Esa investigación sirvió para retirar del mercado el implante anticonceptivo permanente, pero los resultados detallados del estudio nunca fueron dados a conocer públicamente, ni los riesgos de salud asociados, según denunció Splann!
Por su parte Bayer reconoció estar al tanto de esos riesgos para las pacientes, pues incluso en “las pruebas y ensayos clínicos realizados en el marco del desarrollo y la aprobación reglamentaria del dispositivo médico tuvieron en cuenta el posible riesgo de corrosión del dispositivo”, pero consideró que nunca llegó a demostrarse.
Esta afirmación contrasta con la indemnización de mil 600 millones de dólares que, en 2020, Bayer tuvo que pagar en Estados Unidos para cerrar las 39 mil demandas por el implante Essure, uno de los mayores gastos del presupuesto legal de la firma farmacéutica.
Más de 20 mil mujeres en Francia recibieron ese implante, y unas cuatro mil forman parte de la asociación Résist, que ayuda e informa sobre los efectos secundarios de Essure, según explicó su presidenta Émilie Gillier.
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