Los investigadores franceses quieren desarrollar su propia central de fusión nuclear, paralelamente a la participación estatal en el proyecto internacional del reactor Iter, que sigue en construcción en Cadarache (sur de Francia), y cuyas primeras operaciones de prueba comenzarán no antes de 2027.
CEA espera obtener un presupuesto para financiar un estudio de viabilidad de una central de fusión nuclear más compacta y rápida que el reactor Iter, construida “a imagen y semejanza de lo que hacen los británicos”, explicó el director del Instituto de Investigación sobre Fusión Magnética del CEA, a Jérome Bucalossi.
A diferencia de la fisión nuclear, en la que se basan las centrales nucleares existentes, la fusión nuclear no consiste en romper núcleos pesados de uranio para liberar energía, sino en fusionar dos núcleos de hidrógeno extremadamente ligeros para crear un elemento más pesado.
Esta reacción, que libera enormes cantidades de energía, es la misma observada en el sol y las estrellas, y para unir los núcleos de estos átomos es preciso calentarlos a 150 millones de grados durante el tiempo suficiente para que produzcan más energía de la necesaria para iniciar la reacción.
En la actualidad ninguna central ha logrado alcanzar el umbral de ignición, ni siquiera el proyecto Iter, iniciado en 2006 y que reúne a seis países y a la Unión Europea, y cuya complejidad de ingeniería empujó a los científicos franceses a fijar el objetivo no en construir máquinas aún más grandes sino, por el contrario, desarrollar reactores de fusión nuclear más pequeños.
Con esta perspectiva, la CEA tiene previsto presentar su solicitud en el marco de la tercera ola de los Programas y Equipos de Investigación Prioritarios, dentro del plan Francia 2030, orientado a conseguir que el país sea líder en los campos de la tecnología digital, la industria verde, la biotecnología y la agricultura, desde el punto de vista de su economía y soberanía.
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