“Todo se hace para alimentar la imaginación”, señaló el director de la carrera, Christian Prudhomme, a la hora de definir la filosofía de una edición, que atravesará los cinco macizos montañosos con los que cuenta Francia continental y recupera una cumbre mítica, el volcán Puy de Dome, 35 años después de su última aparición en la ronda gala.
El recorrido de esta 110 edición atravesará el país en diagonal, del País Vasco a Alsacia, partiendo de Bilbao (España) el 1 de julio y finalizando, como siempre, en París el 23 de julio, pero dejando en esta ocasión zonas enteras del país sin recorrer como Bretaña o la costa sur del Mediterráneo.
Entre las cifras esgrimidas destacan los casi 56 mil metros de desnivel que deberán salvar los ciclistas, en un recorrido de 3 mil 404 kilómetros, con una única contrarreloj de 22 km., “volvemos al ciclismo de ataque, con corredores capaces de ganar en casi cualquier lugar», señaló Prudhomme
El Tour no solo recupera el Puy de Dôme, escenario de la legendaria batalla entre Jacques Anquetil y Raymond Poulidor en 1964, sino que también regresa a la “pirámide de Bugey”, una montaña con 17 km. de subida y pendientes muy pronunciadas, y al Col de la Loze, el techo del Tour con 2 mil 304 metros, antes de atravesar el macizo de Los Vosgos, la víspera del final en los Campos Elíseos.
Precisamente para la salida de esta última etapa se eligió la localidad de Saint Quentin, en Yvelines, donde se acaban de celebrar los campeonatos del mundo de pista y en 2024 acogerá las pruebas de pista, ciclismo de montaña y BMX de los Juegos Olímpicos de París, según explicó el director del Tour.
Además, y como ocurriera en 2022, habrá un terreno común entre el Tour y el Tour Femenino pues ambas pruebas partirán de Clermont-Ferrand, los hombres para iniciar su undécima etapa y las mujeres para comenzar una prueba que se desarrollará del 23 al 30 de julio, contará con ocho etapas y recorrerá un total de 956 kilómetros, antes de finalizar en Pau.
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