Había acudido a la urbe al oriente de Cuba para resolver los pendientes con el traidor Huber Matos, una misión resuelta al instante por la estatura moral del Héroe de Yaguajay.
Y fue precisamente en esta localidad donde se vería por última vez a uno de los pilares del proceso que lideró Fidel Castro, quien depositó desde la lucha en la Sierra Maestra total confianza, y que luego pasaría a la historia con su célebre: ‘Voy bien, Camilo’?
La partida a la eternidad, un 28 de octubre, desde el aeropuerto de esta ciudad, hace ya 63 años, ha quedado prendida en los corazones de Camagüey.
Precisamente Matos, otrora comandante del Ejército Rebelde y quien diera la espalda al proceso revolucionario desde su cargo como Jefe militar del Regimiento número 2 Ignacio Agramonte, había manchado el proceso socialista en la región.
En su libro Camilo Cienfuegos, el hombre de las mil anécdotas, el periodista cubano, Guillermo Cabrera, quien murió en La Habana, así reseñaría la alocución del Comandante revolucionario, sobre los acontecimientos.
“Porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo…
“Porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados rebeldes dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que conquistó este pueblo».
El vínculo de Cienfuegos con esta urbe patrimonial había llegado desde el mes de mayo de ese propio año 1959 cuando se dirigió al pueblo en el Día Internacional de los Trabajadores.
Fecha histórica y que aprovechó Cienfuegos para resaltar las intenciones del proyecto socialista en la mayor de las Antillas, sus palabras se sucederían en los predios del Casino Campestre, el mayor parque urbano de Cuba.
Poco más de seis décadas han pasado desde la desaparición física del Capitán del sombrero alón, y del experimentado piloto, Luciano Fariñas, y su joven escolta, Félix Rodríguez.
Sin embargo su legado queda por siempre justo con la inmortal frase del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro: ‘En el pueblo hay muchos Camilos’.
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