Así se patentizó durante el XVIII Foro de la Sociedad Civil Cubana contra el Bloqueo, celebrado en esta capital con el auspicio de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) y representantes de numerosas asociaciones y organizaciones sociales y científicas del país.
Norma Goicochea, presidenta de la ACNU, señaló al respecto que existe una vaga noción de las consecuencias de esa política de Washington que se comienzan a conocer cuando se profundiza en los estragos sobre importantes sectores de la vida nacional, como es la salud.
Puntualizó que el objetivo de sucesivos gobiernos estadounidenses es doblegar el espíritu de rebeldía de los cubanos por mantener su independencia y para ello pretenden destruir la identidad de la nación, ante lo cual el país impone una actitud reciliente para vencer las mayores dificultades.
En tal sentido, durante el encuentro representantes de organizaciones profesionales de la salud, de personas con discapacidades e incluso de organizaciones religiosas y del emergente sector privado expusieron detalles de la infinidad de obstáculos que el bloqueo impone al normal desarrollo de sus actividades.
Solo en el campo de la salud, por citar un ejemplo, el bloqueo impide la compra de medicamentos en el mercado de Estados Unidos o de materias primas para fabricarlos en Cuba, así como la adquisición de material quirúrgico, insumos y equipos e incluso el acceso a nuevas tecnologías médicas y el intercambio de conocimientos entre profesionales de los dos países.
Al cierre del encuentro fue aprobada una resolución la cual denuncia que el bloqueo “significa daños reales a la calidad de vida de las personas (…) vulnera los derechos a la salud, a la alimentación, a la cultura, al disfrute de un medio ambiente sano, a la educación de un pueblo digno, noble y trabajador”.
Recuerda el texto que la pandemia de Covid-19 fue aprovechada por el gobierno de Estados Unidos para recrudecer las medidas contra la isla, ante lo cual los cubanos respondieron con más resistencia, paciencia, creatividad y solidaridad hacia otras naciones afectadas por el coronavirus SARS-COV-2.
Asimismo señala que desde 1992 la Asamblea General de la ONU se ha pronunciado cada año por abrumadora mayoría, contra le bloqueo, y que Cuba agradece ese apoyo así como el de miles de organizaciones que en todo el mundo, incluidas estadounidenses, que demandan el fin de esa “injusta e ilegal política”.
Las organizaciones de la sociedad civil firmantes de la declaración “reafirmamos nuestro derecho a vivir sin bloqueo, a construir nuestro camino con soberanía y autodeterminación” y demandan el ceses de esa política que “afecta el derecho humano fundamental de toda la población de la nación: el derecho pleno a la vida”, concluye.
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