Como parte de esta celebración, la calle La Ronda, una de las más bohemias de Quito, desde el pasado jueves se engalanó con flores, luces, coronas, altares, tumbas, velas y otras decoraciones de la época de finados.
En un recorrido por esa vía, los asistentes pueden conocer a través de las narraciones de artistas locales leyendas como la del Cristo de la Agonía y escucharán hablar sobre Mariangula, la Dama Tapada, y la Bella Aurora, entre otros personajes tradicionales de la capital.
A pesar de la situación que sufren algunas provincias del país con la inseguridad, en Quito las autoridades reforzaron la vigilancia para garantizar que miles de asistentes se unieran al festival, el cual promueve también la gastronomía típica de este periodo del año.
La mayoría de los locales comerciales de La Ronda ofrecen por estos días las guaguas de pan y la colada morada, esta última es una bebida espesa a base de frutos rojos y maíz morado que se puede degustar fría o caliente y simboliza la sangre de seres querdidos ya fallecidos.
La guagua de pan, por su parte, está hecha de harina de trigo relleno de chocolate o alguna mermelada de fruta y con decoraciones externas asemeja un bebé o muñeco, como representación de los muertos.
María Cedeño, quien junto a su familia disfrutaba el festival en La Ronda, contó a Prensa Latina que para los habitantes de la Sierra ecuatoriana existe una relación estrecha entre la vida y la muerte y en las celebraciones por el Día de los Difuntos sincretizan las tradiciones andinas con las católicas.
En la zona algunos artesanos se sumaron a los festejos con la elaboración desde típicos trompos hasta réplicas en yeso de la Virgen de El Panecillo, escultura simbólica de esta ciudad capital ubicada en la cima de una colina muy cerca del lugar.
Con este evento Quito busca reactivar la economía en ese sector del Centro Histórico de la ciudad y a su vez permite revivir el encanto y magia que tiene la capital de la mitad del mundo.
rgh/avr