En el período de agosto de 2021 hasta febrero de 2022, explica el periódico, ocho infantes cubanos con distintos tipos de cáncer no pudieron recibir el tratamiento quimioterápico más idóneo para su enfermedad por el bloqueo.
Fue necesario recurrir a protocolos de segunda línea debido a las dificultades para acceder a fármacos como la Actinomicina D, Ifosfamida y Procarbazina.
Otro ejemplo, escribe, es que la nación caribeña no puede adquirir el sistema láser modelo IQ 577, de la empresa estadunidense Iridex Corporation, lo cual limita el tratamiento de las decenas de niños con Retinopatía de la Prematuridad que son diagnosticados cada año y corren el riesgo de perder la visión.
En Cuba, debido al cerco unilateral de Washington, los pacientes pediátricos con afecciones cardiovasculares están imposibilitados de utilizar materiales biológicos de implante cardíaco, como las válvulas de fabricación estadounidense, lo cual obliga a usar aditamentos mecánicos que requieren tratamientos con anticoagulantes y exponen al paciente a mayores complicaciones.
Igualmente sucede con el medicamento Nusinersen, producido únicamente por la empresa multinacional norteamericana Biogen, de gran efectividad para mantener con vida a más de la mitad de los pacientes con atrofia espinal infantil, pues tampoco está al alcance de los niños enfermos en Cuba.
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