La escuadra vinotinto (2-1) enfrenta el desafío de extender sus buenas sensaciones y desbancar sin inconvenientes a un plantel sudamericano (0-3) incapaz de sonreír en sus tres salidas anteriores, si bien colocó a Puerto Rico (2-2) contra la pared.
Con el boleto a la siguiente instancia en el bolsillo, los venezolanos calentarán aún más sus bates en pos de llegar en óptima forma a la discusión de las medallas de la lid continental, cuyo calendario, además, entregará cuatro boletos a la venidera Copa Mundial de la categoría en 2023.
Esta vez, los boricuas tendrán jornada de descanso, mientras Estados Unidos (3-0), único invicto del certamen, chocará contra Canadá (1-2), que todavía sufre su arrancada lenta, pese a sacudirse el polvo la víspera durante el enfrentamiento versus los peruanos (11-1).
Y aunque todavía existen posibilidades de un triple empate, venezolanos y puertorriqueños poseen todas las papeletas para acompañar a los estadounidenses, vigentes monarcas de la justa, en el epílogo del programa escenificado en varias ciudades de Baja California Sur, México.
Justamente, el equipo local (2-1) avanzó por el apartado A, junto a Panamá (2-1) y Nicaragua (1-2), que renació como ave Fénix tras superar 9-0 a Cuba (1-2) para seguir en la travesía hacia la corona gracias a su dominio en el pulso particular.
La victoria de los pinoleros y el revés de los antillanos tuvieron tintes dramáticos: los primeros arribaron al juego sin actuaciones destacadas, mientras los segundos eran señalados como los amplios favoritos; empero, los deportes pecan de veleidoso.
Después de seis entradas sin carreras y apenas ocho hits entre ambos rivales –siete de los derrotados-, el duelo de pitcheo pasó literalmente al olvido: los centroamericanos fabricaron ¡nueve anotaciones! en el séptimo y último episodio para borrar –de golpe y porrazo- las aspiraciones de los oponentes.
El primer relevista de la isla, Jan Ewing Cabrera (0-1, 0.1, 2C, 1H, 1DB), inauguró con pelotazo el llamado “inning de la suerte” y abrió una caja de Pandora que desató el poder ofensivo de los nicaragüenses ante unos contrarios incapaces de sofocar la rebelión.
Seis inatrapables, dos deadball y un boleto fue el saldo frente a los cinco lanzallamas cubanos que desfilaron por el box en ese acto, sin obviar el jonrón con bases de llenas del antesalista Melvin Pérez (1-1, 1HR, 4CI, 2CA, 1BB, 1DB) para echar más sal en la herida.
Irónicamente, el abridor del país caribeño, Darío Sarduy, tuvo una presentación cercana a lo perfecto, después de seis episodios sin manchas, apenas un hit, siete ponches y tres pasaportes, con 98 lanzamientos en su hoja de estadísticas.
Las palmas también para el nica Joshua Quesada (5.0, 0C, 5H, 8K, 1BB/96 envíos) y el ganador Deybi Castro (1-0, 2.0, 2H, 1K, 1BB), quien entró con la escena complicada y tampoco se amilanó en el Estadio Arturo C. Nahl, de esta ciudad.
Desde el punto de vista histórico, Cuba es el máximo dominador del evento panamericano, con ocho preseas de oro –siete consecutivas de 1997 a 2007- y dos subliderazgos, por delante de Estados Unidos (cinco-tres-cuatro) y México (uno-uno-uno), los restantes reyes de la competición fundada en 1995.
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