Liz Arianna Bobadilla León
Redacción de Cultura
En los últimos dos años, el creador apostó por un giro cromático en su catálogo pictórico, que evoca momentos de la infancia, al tiempo que demuestra la madurez de estilo, la maestría técnica y la constante búsqueda de renovación.
Aforo conjuga máscaras que aluden al arte de las atables y también la teatralidad de la vida, al tiempo que una veintena de cuadros adolecen de colores brillantes y reflejan el mundo interior del autor, marcado por la pandemia de la Covid-19.
Según confesó López Oliva a Prensa Latina, la selección de las máscaras está en coherencia con la influencia de estos artículos en su infancia, pues “en mi casa se hacían todas las máscaras de los carnavales y todo ese colorido estaba latente en mí, aunque no estaba consciente”.
Asimismo, recordó que su obra se caracteriza por la diversidad de matices brillantes, debido a lo aprendido en el taller de pintura del padre, el impacto del pop art en la escena cultural y los recursos del cartel de Europa, que marcaron el quehacer suyo en los primeros años. “También tuve la etapa erótica de mujeres desnudas, aposté además por la naturaleza y obras donde todo es el color, porque para mí significa un vínculo con la vida, con la gente, es temperatura”, apuntó.
Instalada en la Galería Collage Habana, en esta capital, la muestra testifica la marcada complicidad del trabajo de López Oliva con el teatro, cuyos laberintos le gusta explorar para ofrecer una puesta en escena en los lienzos, que reflejan preocupaciones ante problemas estéticos, éticos, prácticas socioculturales y políticas.
PUNTO DE GIRO
Pero la Covid-19 devino punto de giro en la concepción de su obra e indujo un cambio en la paleta de colores, que denota cierta metamorfosis e introspección, con piezas que potencian el rol del interlocutor, para el cual está creando, al tiempo que refleja ese objetivo de motivar la reflexión, explicó la especialista Kirenia Rodríguez.
Ahora, al entrar a la sala, se percibe “que falta el color, esa estridencia cromática a la que el artista nos tiene acostumbrados”, destacó la profesora, quien recordó el nacimiento de los cuadros “en cautiverio”, durante el confinamiento impuesto por la pandemia “que obligó a recolocar la vida y cambiar las formas de interacción social”.
Aforo tuvo como antecedente un proyecto desarrollado en 2015 durante la Bienal de La Habana, cuando el creador dio vida a una obra de “casi dos metros y medio en blanco y negro y que de alguna manera casi fue el preludio bien grande que vino ahora”, señaló López Oliva.
Empero, puntualizó que más allá de la ausencia de tonos llamativos, emergieron nuevos matices, que fluyeron durante el proceso de concepción de cada pieza, en clara evidencia de su conexión con la realidad circundante.
“Creo que el color está presente por ausencia, por sustitución, es como si entrara y apareciera todo lo contrario al gris”, con una mezcla de tonos soterrados, que no son exactamente blanco y negro, sino composiciones con un poco de tierra, violeta o verde, explicó el pintor.
Y agregó, “en ocasiones el negro está modificado por el ocre y por el sepia dorado, plata o azul. En fin no es blanco y negro, solo faltan los colores cromáticos”, al tiempo que indicó la presencia de signos, algunos usados de manera deliberada y otros resultantes de la propia subjetividad de cada espectador.
“Los colores de fiesta en las obras donde estoy planteando problemas no me funciona, en las máscaras sí porque transmiten la necesidad de la gente de vivir, cambiar, sentir, desear, gozar, pero los cuadros llevan los colores implícitos en el contexto”, comentó López Oliva.
Con esta exhibición pretende motivar a las personas, invitarlos a cuestionar, a analizar y meditar sobre su propia existencia a través de títulos como Lo que oculta el telón, Inconclusa como la historia, Parlamento de atrezo, Elenco de Salamandras, Esa otra Medea, De sombres y Candilejas, Protagónico, La espera de las tablas, entre varias.
Todas estas creaciones llevan impreso el espíritu de espontaneidad que inunda la obra de López Oliva, quien se deja llevar “por el acto de creación en sí mismo, arrastrar todo lo que me viene a la mente y todo lo que imagino si lo produce la luz, tal como en el amor”.
En cada lienzo o máscara, emerge el mundo interior del artista, pero siempre de formas diferentes, no como un caso de personalidad múltiple, sino como un resultado de la evolución constante, el contexto y lo que desea generar en el espectador.
Además de la muestra personal, Aforo comprende un programa de actividades complementario, en el cual destaca el espacio El artista pinta para usted, que devino oportunidad para verlo en escena y apreciar su proceso creativo.
Reconocido con la Distinción por la Cultura Nacional, el autor registra en su andadura por las artes visuales numerosas exposiciones personales y colectivas en museos, centros de arte y galerías cubanas y de otras latitudes, al tiempo que prestigia importantes colecciones institucionales, estatales y privadas de diferentes naciones.
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