Así lo han evidenciado los miles de santiagueros que en cuadro apretado colmaron desde temprano la explanada frente al monolito que guarda sus cenizas en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia y llevaron en sus manos desde las habituales rosas hasta la flor silvestre arrancada de algún jardín.
En una tradición que va cobrando vida cada año, hombres, mujeres, jóvenes y niños, tienen cada 25 de noviembre esta cita con lo más puro de la Patria y rinden tributo al hombre que transformó para bien los destinos del país en 1959 y proclamó el triunfo insurreccional desde el mismo corazón de la urbe.
Por esa y otras muchas razones, la jornada del Primer Festival Santiago Creativo se dedica a exaltar su inmensa obra en el desarrollo de la cultura cubana, cimentada desde 1961 con una campaña de alfabetización que todavía asombra al mundo.
En la Universidad de Oriente, la cátedra honorífica consagrada a su vida y su obra realiza actividades diversas que culminarán en la noche con una vigilia de estudiantes, profesores y trabajadores en el Monumento a los Mártires Universitarios.
Para estas fechas, hasta el 4 de diciembre, cuando fueron exhumados sus restos en 2016, la ciudad lo evoca de muy distintas maneras y renueva los lazos entrañables que los unieron desde que siendo un niño vivió en la humilde casita del barrio de El Tivolí.
De esos recuerdos, quizás el más imponente emerja desde el antiguo Cuartel Moncada, la fortaleza militar que el 26 de julio de 1953 atacaron él y sus jóvenes compañeros revolucionarios para, al decir de uno de ellos, «tomar el cielo por asalto» en el enfrentamiento al gobierno tiránico de Fulgencio Batista.
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