En esos seis meses se organizaron ocho huracanes: Danielle, Earl, Fiona, Ian, Julia, Lisa, Martin y Nicole y de ellos llegaron a ser de gran intensidad Fiona e Ian, explicaron especialistas del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba citados por la Agencia Cubana de Noticias.
Aclararon, sin embargo, que ninguno de ellos llegó a la categoría cinco de la escala Saffir-Simpson, aunque Ian resultó ser el más impetuoso con vientos máximos sostenidos de 250 kilómetros por hora y una presión central de 936 hectoPascal.
En el periodo también se originaron dos depresiones tropicales, pero sin desarrollo alguno, agregaron en su amplio resumen sobre la temporada ciclónica en el área geográfica del océano Atlántico tropical, incluidos el golfo de México y el mar Caribe.
Los expertos calificaron de normal la temporada que concluye este miércoles al compararla con las cifras de los últimos 30 años (14 tormentas tropicales y siete huracanes), pese a que su actividad promedio superó a la del periodo 1851-2020.
Resaltaron la no ocurrencia de eventos de este tipo en el mes de agosto, un acontecimiento inusual que no sucedía desde 1997 y la segunda mitad del siglo XX.
El hecho es, recordaron, que ese fenómeno ocurrió apenas en 1961, 1997 y 2022, y entre los factores que los inhibieron en la actual figuró la notable disminución de la humedad relativa asociada a la influencia de una masa de aire con presencia de polvo proveniente del Sahara.
A esto añadieron las fuertes corrientes superiores en la troposfera alta y el fortalecimiento de la influencia anticiclónica sobre el Atlántico tropical.
En contraste, septiembre se comportó muy activo al originarse siete organismos ciclónicos tropicales, muy por encima del promedio histórico para esa misma etapa, además de cuatro huracanes, de ellos dos de gran fortaleza (Fiona e Ian), dos tormentas tropicales y una depresión tropical.
Los meteorólogos cubanos destacaron que lo más significativo estuvo relacionado con las afectaciones de Ian por las provincias occidentales, en particular su despiadado azote a Pinar del Río a finales de septiembre, la influencia de una baja tropical al comienzo de junio, y las lluvias fuertes y extremas en las regiones occidental y central.
Cuba es una de las pocas naciones de América Latina que elabora sus propios pronósticos para el período ciclónico, los cuales están a cargo de los centros de Pronósticos, de conjunto con el del Clima, ambos del Instituto de Meteorología, perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
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