Según el sondeo de Odoxa/Backbone Consulting, pesquisa realizada para el diario Le Figaro, 76 por ciento de los entrevistados se mostró partidario de la exigencia de utilizar la barrera física más conocida frente al coronavirus SARS-CoV-2 en trenes, metros y buses, mientras 58 por ciento respaldó tal medida en todos los lugares públicos.
La máscara fue desapareciendo poco a poco de la vida cotidiana desde la declaración en el verano del fin de la urgencia sanitaria, sin embargo, la irrupción en los últimos días en suelo galo de la novena ola de contagios con la Covid-19 devuelve a la palestra el debate acerca de su empleo y de la obligatoriedad del mismo.
En ese sentido, tanto la primera ministra Elisabeth Borne como el titular de Salud François Braun llamaron aquí a usar la máscara y a recibir una dosis de refuerzo de vacunas para prevenir la Covid-19, la cual cerró la semana con un promedio diario de unos 70 mil casos y una tasa de incidencia de 600 infectados por cada 100 mil habitantes, indicador 2,5 veces superior al registrado hace un mes.
La situación se complica mucho más en los hospitales por la coexistencia de una epidemia de bronquiolitis sin precedentes en 10 años y la llegada precoz de la gripe estacional.
De acuerdo con la encuesta de Odoxa/Backbone Consulting, menos de la mitad de los consultados dijo que emplea la máscara de manera sistemática.
El propio estudio de opinión reflejó que seis de cada 10 franceses estarían preocupados por el panorama epidemiológico imperante.
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