“Sería de gran valor prestar especial interés a la ecofarmacovigilancia, para evitar la liberación de medicamentos antimicrobianos, contaminantes relevantes y bacterias resistentes”, puntualizó el investigador.
“Este problema gana en relevancia, de ahí la importancia del monitoreo de los suelos y las aguas”, enfatizó.
La presencia de los contaminantes emergentes constituye uno de los puntos que se deben priorizar en las ciencias ambientales, y considerando su aparición resulta imperativo la inclusión de las normativas que regulan la calidad de recursos naturales como el agua y el suelo, argumentó Trimiño, quien participó recientemente en la IV Jornada del Uso Racional de los Antimicrobianos efectuada en esta capital.
Debemos ponderar requisitos relacionados con la contaminación de fármacos y especialmente los relativos a los antimicrobianos, dado su impacto en los ecosistemas acuáticos y los edáficos, precisó Trimiño, quien investiga la temática junto a las científicas Nancy Burguet e Idania Hurtado.
La evaluación proactiva de estos impactos es vital, teniendo en cuenta el ciclo de vida del producto, no solo en los escenarios productivos, sino en su uso hospitalario y en la comunidad considerando las falencias existentes en la disposición segura de los fármacos aun cuando existan regulaciones estrictas al respecto.
lam/joe