Después de visitar ayer a militares franceses en el mar Rojo, a bordo del portaaviones Charles de Gaulle, el mandatario estará cerca del mar Muerto para el encuentro con líderes y representantes iraquíes, jordanos y de países vecinos, entre ellos de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita.
El objetivo de la segunda reunión, después de la promovida por Macron en agosto del año pasado con sede en Bagdad, es sentar en la mesa a vecinos y socios de Iraq con la mira en impulsar el diálogo, afirmó la Presidencia gala en un comunicado.
Según el Elíseo, la visión de Francia es brindar apoyo a «la estabilidad, la seguridad y la prosperidad» del país concernido y de la región.
En el Oriente Medio, cuya definición geográfica no genera consenso, dominan situaciones muy complejas, que van desde la sancionada Irán y la agredida Siria hasta la crisis política en Líbano, el conflicto israelo-palestino, el terrorismo y el inestable Iraq, que sigue sin recuperarse de las consecuencias de la invasión y ocupación estadounidenses del 2003.
Se espera la presencia también en Jordania del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en medio de las dificultades por las negociaciones de un nuevo acuerdo nuclear con Irán, tras la destrucción del pacto previo por la administración de Donald Trump (2017-2021).
Expertos celebran las intenciones de promover el diálogo en la región, pero tienen pocas expectativas de que el foro del mar Muerto deje avances concretos, una meta que algunos ven complicada por la postura ambigua de occidente, a partir de la injerencia y del factor inestabilidad que potencias siembran en esa parte del mundo.
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