Por Liz Arianna Bobadilla León
Redacción de Cultura
Tras 12 meses de fuertes tensiones económicas, energéticas y de asedio mediático, el séptimo arte de la isla cierra un exitoso ciclo marcado por el retorno a las salas llenas y estrenos respaldados por las estrategias del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).
También sobresalió por la celebración de eventos icónicos de la filmografía local y la ratificación de Cuba como vitrina para las producciones internacionales contemporáneas.
Como señaló recientemente el presidente del Icaic, Ramón Samada Suárez, “hemos vivido años muy difíciles”, pero en las mayores dificultades se mantuvo la producción, en especial con el funcionamiento -desde 2020- del Fondo de Fomento del Cine Cubano, que ya suma cuatro convocatorias, 68 proyectos beneficiados en todas las categorías.
Envuelto en acciones para dotar de personalidad jurídica a las productoras independientes, el Icaic como institución rectora de la industria en la isla impulsa estrategias para solucionar la demora excesiva en los permisos que otorgan las entidades a fin de poder filmar, así como todas las dificultades económicas y financieras.
Durante este metraje de 365 días “organizamos el comienzo de la recuperación de las salas de cine, un programa aprobado por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, para el que contamos con el apoyo de los gobiernos locales y otros actores económicos”, explicó Samada Suárez a Cubacine, al tiempo que adelantó la celebración del primer Festival de Cine Cubano.
La cita tendrá lugar en marzo de 2023, en ocasión del 64 aniversario del Icaic y pretende convertirse en plataforma para la filmografía de la mayor de las Antillas, en especial para las obras que son fruto del Fondo de Fomento y otras iniciativas.
BAJO LOS REFLECTORES DEL FESTIVAL
La 43 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano tomó por asalto La Habana con proyecciones en cuatro salas y una selección de más de 180 filmes.
Pugnaron por los galardones del certamen 15 largometrajes de ficción, 15 mediometrajes y cortos, 17 relatos documentales, 10 cortos documentales, 29 obras de animación y 15 óperas primas.
Bajo la premisa de disfrutar a lo grande, luego de dos años de restricciones por la pandemia de Covid-19, la cita aconteció del 1 al 11 de diciembre, y se convirtió -como es habitual- en un reflejo del contexto latinoamericano contemporáneo desde la mirada de realizadores capaces de captar la realidad de la región, sus problemáticas y desafíos.
En este ámbito, emergieron en las pantallas las heridas de las dictaduras sudamericanas del pasado siglo, las huellas de la colonización, historias sobre el acervo cultural de la región, el impacto de la violencia y la represión, además de la resistencia de los movimientos sociales y los pueblos ante la derecha hegemónica.
Como novedad estuvo la entrega del galardón a la Diversidad a la cinta colombiana Una Varón, de Fabián Hernández, que alzó el Premio Arrecife por su manera de tratar el tema de las masculinidades hegemónicas y la violencia.
Pero la cita de La Habana no fue la única que regresó a las pantallas de la isla en este 2022, pues el 16 Festival Internacional de Cine de Gibara tuvo lugar en agosto con una muestra de 45 producciones de más de 15 países.
Con sede en la oriental provincia cubana de Holguín, el encuentro fundado hace dos décadas por Humberto Solás, rindió tributo a dos grandes de la escena en el país caribeño: Mario Balmaseda y Mario Limonta, con el lauro Lucía de Honor y la proyección del filme De cierta manera, de los realizadores Sara Gómez, Julio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea y Tomás González Pérez.
LATIDO CINEMATOGRÁFICO
A lo largo de los años, el séptimo arte logró entretejer el desarrollo del país en su narrativa, ser reflejo de la historia, exhibir el humor agudo del pueblo, abordar asuntos recurrentes como la emigración, condenar la intolerancia hacia la diversidad sexual y demostrar el sincretismo religioso impreso en el ADN del cubano.
Y en efecto, el 2022 no fue la excepción de esta norma, pues una docena de obras llegaron a las pantallas gracias al apoyo del Fondo de Fomento y otras ocho transitan diferentes procesos de realización, mientras paralelamente se terminaron otras 36 películas tras el financiamiento otorgado por el Icaic, todas en tiempos de Covid-19.
De forma independiente, las entidades productoras adscritas al Instituto produjeron tres largometrajes de ficción, documentales y varios programas para la televisión cubana, en tanto ocurrió un impulso en el ámbito de las coproducciones con proyectos como los colectivos de creación Wajiros films, i4films y Vedado Films.
Jóvenes y experimentados creadores cubanos aprovecharon recientemente la oportunidad que ofrece el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano y presentaron sus obras como Ernesto Piña Rodríguez, Henry de Armas, Keiter Castillo, Daniela Muñoz y Raydel R. Araoz, entre varios.
De ellos recibieron los beneficios del Fondo, en su primera convocatoria, los documentales Virgilio desde el gabinete azul, de Araoz, y Mafifa, de Muñoz, así como el filme de ficción Bajo un sol poderoso, de Álvarez y el animado La Súper, de Piña, mientras El mundo de Nelsito, de Fernando Pérez, tuvo el apoyo de la Oficina de Atención a la Producción.
Asimismo, la producción de cortometrajes también recibió un impulso y muestra de ello son los títulos La novicia jardinera, de Arturo Sotto, y Blank, de Daniel Santoyo, en tanto Charo y Georgina otra vez frente al espejo, de Rebeca Chávez, sedujo desde la gran pantalla.
En la etapa sobresalió también la película coral Cuentos de un día más, realizado por varios directores, así como las obras Oscuros Amores, de Gerardo Chijona; Contra el tiempo, de Rolando Almirante; Bongo Ita, de Mayckell Pedrero; El hijo muerto, de Maysel Bello; y Esa es la vida Octavio, de Patricio Wood.
PUENTE CULTURAL
Al arribar al epílogo del año vale la pena hacer un “flashback” en esta trama y evocar esos momentos en los que el cine se convirtió en un puente entre culturas, a través de los ciclos de homenaje a destacadas figuras de la industria o las muestras dedicadas a la filmografía de Colombia, Bélgica, Suecia, China, Italia y Francia, entre otras.
Durante el mes de marzo las carteleras de salas de La Habana acogieron una selección de 15 filmes provenientes de territorios de la comunidad de habla francesa como parte de la Jornada de la Francofonía en la isla.
La selección de largometrajes incluyó títulos como Nocturama, de Bertrand Bonello; Los lobos, de Sophie Deraspe y Ginette Lavigne; Huérfana, de Arnaud des Pallieres; Tres días, una vida, de Nicolas Boukhrief; y Cavale, de Virginie Gourmel.
Asimismo, el séptimo arte sirvió de tributo a los 175 años de presencia china en Cuba, con una muestra fílmica que formó parte de una amplia agenda de conferencias, exhibiciones de artes marciales, homenajes, intercambios con la población y una feria comercial, organizada por la Casa de arte y tradiciones del gigante euroasiático y la Embajada de esa nación.
Uno de los momentos memorables del año vino de la mano del proyecto Orizzonti Italia-Cuba que llegó a la mayor de las Antillas como resultado de más de seis décadas de relaciones ininterrumpidas, de la mano de Teatros de la Resistencia, con el apoyo de la Dirección General de Cine y Audiovisual del Ministerio de Cultura italiano.
El evento se diseñó como un espacio de intercambio cultural para dialogar acerca de cine y audiovisuales, y en su primera edición estuvo dedicado al 120 aniversario del maestro Cesare Zavattini, al tiempo que acogió conferencias de expertos italianos y las mesas de diálogo Horizontes de coproducción internacional.
Por su parte, el Fondo de Solidaridad a los Proyectos Innovadores de Francia desarrolló una iniciativa cultural destinada a potenciar la producción cinematográfica en Cuba y a su difusión a través de las diversas plataformas, que se inscribe en la agenda de esfuerzos oficiales para el desarrollo que París implementó en cerca de 60 países.
INCLUSIÓN Y DIVERSIDAD
Como parte de las acciones por el Día Internacional de los derechos de las mujeres, el Icaic desarrolló el ciclo Pioneras del Cine, dedicado a creadoras francesas y con esta propuesta retomó un tema fundamental en el trabajo de los últimos años: la vindicación del rol femenino en la industria y la promoción de acciones de refrenden la diversidad desde el audiovisual
Coordinado con la embajada de Francia, la Alianza Francesa y el Institut Français en la isla, el espacio conocido como De Alice Guy a Agnès Varda: las inventoras del cine, evocó la influencia de estas precursoras del séptimo arte contemporáneo y brindó la posibilidad de visualizar piezas reconocidas en festivales recientes.
En este empeño de mostrar el valor de cine como espacio de vindicación, cintas provenientes de Estados Unidos, Argentina y Cuba conformaron la selección de la muestra Nunca es tarde para vivir, dedicada a las personas de la tercera edad.
Con la inserción del lenguaje de señas y subtitulaje en sus materiales, el Estudio de Animación del Icaic suscribió sus objetivos en función de concebir una industria audiovisual inclusiva.
Implementó el uso de un intérprete en lenguas de señas en una selección de producciones destinadas al público infantil y juvenil con dificultades auditivas, para que puedan disfrutar sin discriminación.
De esta manera, la entidad desdibuja las barreras comunicativas y establece una conexión coherente entre dichas personas y el resto de la sociedad, en tanto podrán disfrutar de títulos como Cuentos de Ñañaseré, de José Martín Díaz; Anita y Tareco, de Reinier Escalona y Yanet Hidalgo; y Pubertad, de Ernesto Piña.
CASI EN EL DESENLACE
En el elenco de esta obra de un año destaca el cineasta Manuel Herrera, quien ingresó a la selecta lista de Premios Nacionales de Cine tras una prolífica trayectoria dedicada al desarrollo del séptimo arte, en la cual registra títulos como Cría porcina; Girón; No hay sábado sin sol; Capablanca; Zafiros, locura azul; y Bailando Cha cha chá, entre otros estrechamente vinculados al acontecer social del país.
Herrera, ganador del reconocimiento entre 21 candidatos, ostenta una destacada hoja de vida, donde sobresale su labor como fundador del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y su repertorio de más de 30 audiovisuales.
Y un adelanto de lo que depara el 2023: el séptimo arte del país caribeño extiende su conexión con otras expresiones estéticas, en especial la literatura pues el Icaic continúa ampliando el catálogo de su casa editora, que abarca los diferentes formatos y diversas temáticas asociadas al sector.
Recientemente se presentaron los volúmenes Verdad y mentira en el cine. El sentido de lo falso en F. Fake (1973) de Orson Welles, de Dulce Isabel Aguirre; Explorando el cine caribeño, de Luis Alberto Notario y Bruce Paddington; y Los cien caminos del cine cubano, de Marta Díaz y Joel del Río.
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