Los augurios de cambios convirtieron en esa fecha a las ciudades y poblados en un hervidero revolucionario, pues la sucesión de victorias del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y el resto del país vislumbraba el triunfo de la lucha comandada por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959).
Fuerzas guerrilleras al mando de los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, iniciaron días antes de acabar ese año la batalla por el control del centro de la isla, como apoyo al golpe principal dirigido por el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, en la entonces provincia de Oriente.
El 30 de diciembre se combatió en toda Santa Clara, y los rebeldes, bajo el constante fuego de la aviación y de la infantería, ocuparon el gobierno provincial, el cuartel de los Caballitos, la cárcel, y la jefatura de Policía, lo cual allanó el camino para la capitulación incondicional de esa plaza un día después.
Camilo Cienfuegos también rindió, en esa jornada, al cuartel de Yaguajay, en el territorio del norte de la entonces provincia de Las Villas, actualmente Sancti Spíritus.
Mientras, la toma de la ciudad de Santiago de Cuba, la segunda en importancia del país, por tropas del Segundo y Tercer Frentes al mando de Fidel Castro, vaticinaba la victoria revolucionaria.
Estas operaciones se desarrollaron simultáneamente, con tal precisión y rapidez que en unos días se logró el dominio del territorio oriental y central, y la isla quedó cortada en dos. El principal sostén de la dictadura, el ejército, estaba vencido y desmoralizado.
Incapaz de enfrentar la ofensiva popular revolucionaria, que involucró a las organizaciones clandestinas del Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular, entre otras agrupaciones, Batista huyó del país en la madrugada del 1 de enero de 1959.
Días después entró Fidel Castro a La Habana, tras su recorrido liberador por las principales ciudades, donde recibió el respaldo popular.
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