Frente al céntrico parque Céspedes, miles de lugareños esperarán el emotivo momento, que al finalizar cada 31 de diciembre recuerda además aquel multitudinario acto con el cual Fidel Castro anunció el triunfo de la Revolución desde uno de los balcones del vetusto inmueble.
A 64 años de ese histórico acontecimiento, el izaje de la enseña nacional desde el corazón urbano, reforzará una vez más la vocación patriótica de una ciudad merecedora de la notable condición de héroe y Cuna de la Revolución.
Iniciada por Emilio Bacardí y Moreau, el primer alcalde de la urbe, la llamada Fiesta a la bandera convocará también a visitantes extranjeros, igualmente atraídos por el espectáculo cultural, de auténtica cubanía.
En un día de tradición familiar, son muchos los hogares santiagueros que incluyen en la celebración del nuevo año su participación en ese jubileo, en el cual se escucha el Himno nacional minutos antes del ascenso, lento y pausado, de la enorme enseña por el mástil que la colocará bien arriba.
Este ritual aporta otro significativo valor al centro histórico urbano, declarado Monumento Nacional y donde se yerguen también la primera catedral y una de las más antiguas viviendas de América Latina, además del centenario hotel Casagranda.
En la fachada de la edificación están las réplicas del Título de Héroe de la República y la Orden Antonio Maceo, máximas distinciones conferidas a la ciudad el 1 de enero de 1984.
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