Pese a las complicaciones y al malestar en amplios sectores de la sociedad, la cual lidió en los últimos días con huelgas de controladores de trenes y de médicos generalistas, el país enfrenta un panorama menos tenso que otros de la Unión Europea, algo que seguramente el mandatario aludirá en su alocución nocturna.
El desempleo a la baja, un discreto crecimiento económico -estimado en 0,1 por ciento para el cuarto trimestre y proyectado en 2,6 anual-, menos inflación que en otras naciones y sin apagones previsibles hasta el 15 de enero, sugieren atenuantes, aunque para millones de franceses la situación es percibida como bien difícil.
Desde el ejecutivo el intento es a poner el panorama en positivo, con sus medidas de protección social, pero lo cierto es que a principios de año las personas tendrán que batallar con el aumento del costo de la electricidad y del gas, un 15 por ciento en ambos casos, y del metro para los parisinos.
Una de las preocupaciones palpables es por el tema energético, en particular el temor de que sean necesarios cortes dirigidos del servicio de electricidad.
De acuerdo con la Comisión Reguladora de la Energía en Francia (CRE), los apagones están descartados hasta al menos el 15 de enero, con la expectativa de que se reincorporen los reactores nucleares pendientes y de que continúe la buena marcha del plan de ahorro fijado por el Gobierno.
En ese sentido, la presidenta de la entidad, Emmanuelle Wargon, celebró que en los últimos cuatro meses bajara un nueve por ciento el consumo de electricidad en las empresas y las familias, algo que Macron no dejará pasar esta noche en su mensaje.
Para el ejecutivo, la llegada del nuevo año constituirá el comienzo de una etapa tensa, sobre todo por la presentación, prevista el 10 de enero, de la reforma del sistema de la jubilación, que contempla la polémica extensión de la edad de retiro de 62 a 65 años.
El Gobierno convocó a la concertación con los actores sociales, pero ahora mismo parece inevitable un nuevo movimiento de protestas, ante el rechazo a la iniciativa por los sindicatos, incluso por gremios con cierta afinidad respecto al oficialismo, y los partidos de izquierda.
La reforma de la jubilación pudiera definirse como el proyecto estrella de Macron, el cual ya tuvo que abortar en su primer mandato en el Palacio del Elíseo, a partir de la irrupción de la Covid-19 y las manifestaciones nacionales de repudio.
También los cambios en materia migratoria y de salud generarán atención, y por supuesto más polarización política.
El panorama será complicado en Francia, y los retos grandes, tanto para la población como para el Gobierno, golpeado por la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, un revés que obligó a la primera ministra Elisabeth Borne a recurrir una decena de veces al cuestionado artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar leyes sin el voto parlamentario.
oda/wmr