La exhibición, al alcance del público en la galería Villa Manuela, a un costado de la Uneac, está compuesta por 17 piezas, incluidas varias esculturas, acompañadas de textos que cuentan diferentes historias del destacado pintor y grabador.
Según declaró el artista a Prensa Latina, “la instalación reflexiona en torno a ese personaje, esa bestia, que no está presente, pero si su descendencia, que hereda sus características, representadas en objetos escultóricos de madera, y planchas bidimensionales”.
Acostumbrado a abordar realidades humanas a través de parodias de personajes, el creador supo resarcir los males de la isla caribeña, con mensajes didácticos, marcados por una carga filosófica y ética, señaló la curadora y crítica de arte Marilyn Sampera en el catálogo de la muestra inaugurada en diciembre. Según los organizadores, el escultor retoma la utilización de los tacos xilográficos propios del grabado e íconos antiguos, para construir un bestiario contemporáneo.
Ramírez ostenta a lo largo de su carrera numerosos reconocimientos entre ellos el Premio de la VIII Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe (1988) y la Distinción por la Cultura Nacional (1996), ha participado en bienales de grabado internacionales, como la de São Paulo, Brasil. Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas en Estados Unidos, España, Japón, Francia, Suecia, Alemania, México y Venezuela.
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