Según el sondeo realizado por el instituto Elabe para el canal BFM TV, apenas un 27 por ciento de los entrevistados respalda la tesis oficialista de que es necesario en Francia trabajar más tiempo.
En particular, un 18 por ciento apoya extender la edad de retiro de los actuales 62 años a 64, mientras un nueve por ciento a 65, la idea inicial de la reforma.
La pesquisa muestra que un 47 por ciento de los participantes defiende mantener la edad de 62 años y un 25 considera que urge bajarla.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, reiteró en su mensaje de fin de año que la reforma llegará en el 2023 como una necesidad para llevar equilibrio al sistema de retiro, aunque prefirió no insistir en dilatarlo hasta los 65 años.
Los sindicatos, incluyendo los que suelen tener buenos vínculos con el Gobierno, rechazan la extensión de la edad, al igual que los partidos de izquierda, sectores que han prometido movilizaciones.
Ante la presión, la primera ministra Elisabeth Borne afirmó esta semana que los 65 años no son el centro de la reforma, la cual será presentada en el Consejo de Ministros el 23 de enero, para entrar a principios del próximo mes en la Asamblea Nacional.
La reforma del retiro es considerada el proyecto estrella del reelecto Macron, quien tuvo que posponerla en su primer lustro en el Palacio del Elíseo (2017-2022) por la irrupción de la pandemia de la Covid-19 y la protestas y huelgas, que llegaron a paralizar el transporte en esta capital en diciembre del 2019 y enero del 2020.
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