Por primera vez en la historia, la isla convocó a varios de sus cientos de peloteros emigrados, algunos de ellos pertenecientes al sistema de las Grandes Ligas de Estados Unidos, lo cual deviene motivo de regocijo más allá de las ausencias notables.
Considerada una de las grandes potencias en materia de bolas y strikes, la isla explora territorio desconocido y explota parte de esos recursos «made in Cuba» como el necesario paso para retornar a planos estelares en la arena internacional.
Sin dudas, la máxima competición entre países es una vitrina súper atractiva para ese golpe de timón, si bien todavía resulte riesgoso aventurarse a vaticinar victorias o derrotas.
Varios ligamayoristas integran la preselección, con Luis Robert Moirán, de White Sox de Chicago, como el más vitoreado, sin minimizar el glamour de su compañero de selección Yoan Moncada, ni a Andy Ibáñez (Tigres de Detroit) o Roenis Elías (Cubs de Chicago).
También sumaron experiencia en el mejor béisbol del planeta Yoan López (Gigantes de Yomiuri), Lorenzo Quintana, Erisbel Arruebarrena, Onelki García y Yoennis Céspedes, entre otros, mientras Alfredo Despaigne, Yariel Rodríguez, Liván Moinelo, Raidel Martínez y Yurisbel Gracial son algunos de los que lucen sus aptitudes en el principal circuito de Japón.
En conferencia de prensa celebrada en el Estadio Latinoamericano, el comisionado nacional, Juan Reynaldo Pérez, afirmó que «el propósito no es hacer una constelación de estrellas, sino armar un grupo que funcione como equipo”.
Justo en esa línea afloró la gran polémica: Yasmani Tomás, un slugger en estado de gracia en México y que manifestó su interés de volver a vestir el uniforme de las «cuatro letras», algo que logró -justamente- en el Clásico Mundial de 2013.
Ese caso resulta «trending topic» en las redes sociales, al tratarse de un exponente que lidera la carrera por el premio de Jugador Más Valioso en la Liga Arco, además de ostentar un poder en sus muñecas que no abunda entre los elegidos.
Con los Cañeros de Mochis, “El Tanque”, como también lo llaman, alcanzó estadísticas muy positivas en la clasificatoria de la lid azteca: línea ofensiva de 328 AVE/383 OBP/.510 SLU/mil 136 OPS, además de 10 jonrones, 57 remolques, 27 extrabases y 85 hits.
Pese a esos dígitos y su conocida disposición, el colectivo técnico determinó excluir su nombre al valorar su presencia en el área de los jardines, según explicó el manager Armando Johnson.
A una pregunta de Prensa Latina, el propio Johnson informó que estrellas como José Dariel Abreu y Jordan Álvarez no respondieron ninguna de las llamadas: «Claro que teníamos interés por ambos», dijo antes de resaltar «la calidad de esos peloteros».
Jugar a Nostradamus, desde ya, no parece la mejor de las opciones cuando todavía quedan flecos sueltos. Eso sí, el plantel será mucho más competitivo gracias a esa dinámica inédita que establece un giro de 180 grados en el béisbol cubano.
Suceda lo que suceda, será un Clásico histórico para el territorio caribeño, que marcará un antes y un después en el relato de memorias y seguramente ratificará la importancia de la unión y de desterrar viejas doctrinas que en pleno siglo XXI solo frenan y profundizan heridas.
¿Resta camino por andar? Sí. ¿Debe existir conformidad? No. Pero toda obra tiene su primera piedra, esa que finalmente ya puede admirarse, mientras todavía sean incomprendidas algunas ausencias.
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