El mercado está ubicado dentro de la antigua ciudad amurallada de Damasco, mide unos 600 metros de largo y 15 metros de ancho, y está cubierto por un techo de metal en forma de arco de 10 metros de altura.
El zoco se construyó a lo largo de la ruta romana que conduce al Templo de Júpiter alrededor de 1780 durante el reinado otomano del Sultán Abdul Hamid I, y luego se completó y se amplió durante el mandato del Sultán Abdul Hamid II.
Lo rodean varios lugares y monumentos religiosos, culturales e históricos, como el Castillo de Damasco, la estatua de Saladino, la Gran Mezquita Omeya, la Biblioteca al-Zaherieh y el Museo de Ciencia Árabe, además del palacio Azem y varias mezquitas que datan de más de mil años.
Antes de la actual guerra, era una de las atracciones de Damasco y destino preferido para los turistas de nacionalidades árabes y europeas donde encontraban todo tipo de productos a precios mucho más baratos que en sus países, además de disfrutar del carácter patrimonial del lugar.
Los propietarios de algunas tiendas aseguraron a Prensa Latina que los 12 años de guerra y los bombardeos de los terroristas no lograron detener la vida ni el movimiento comercial.
El mercado sigue siendo, como lo fue durante 243 años de creado, el lugar donde el sirio puede hacer sus compras mediante cientos de emporios de ropa y tiendas de artesanía tradicional y joyería, afirmaron.
Contiene 500 comercios especializados en trajes, telas, bordados, adornos, artesanías, alfombras orientales y piezas patrimoniales como los mosaicos, arabescos, espadas damasquinadas, escudos, armas con incrustaciones de oro y plata, joyería oriental, antigüedades y regalos.
Este zoco tiene 20 pequeñas ramas que son mercados especializados en diversos productos y oficios, como especias, telas, botones, mantos, lana, algodón, sastres, orfebres, seda, capas, entre otros.
Cualquier visitante al lugar, particularmente durante el verano, no puede evitar probar el sabor del helado damasceno que hace la Heladería Bakdash, fundada en 1895 y considerada la más antigua de Oriente Medio.
Hamidieh es más que un zoco, es lugar que demuestra el apego de los sirios a la vida, a su cultura y a su comercio milenario, y es una prueba de que las guerras no logran apagar la esperanza de un pueblo que decidió resistir para conservar su identidad.
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