Por Marta Cabrales
Corresponsal en Santiago de Cuba
Hasta su hogar en el reparto Abel Santamaría llegó Prensa Latina para dialogar con quien recientemente mereciera el Premio Nacional de Edición, una emoción que disfruta tras darse a conocer la noticia en diciembre último y comprobar la satisfacción de “sus autores” y muchas personas más.
Aunque todavía le duran la sorpresa y la alegría por el galardón, sedimentado a lo largo de casi 50 años, ella compartió vivencias desde que la vida puso en su camino el cambio del segundo año de la carrera de Arquitectura por el comienzo de labores en la editorial Oriente, único centro donde ha trabajado.
Evocó su desempeño inicial como correctora y el ingreso a la carrera de Letras, azar que devino seducción, al punto de ser la única actividad laboral desarrollada en sus poco más de 70 años.
Desde esa etapa se vinculó a la edición de textos sobre hechos históricos de la más variada gama, épocas y contextos, que la fueron convirtiendo en profunda conocedora del devenir nacional.
A tal punto es así, señaló, que prácticamente la totalidad de la colección Bronce, del sello editorial oriental, desde su surgimiento estuvo a cargo de ella.
En ese catálogo “personal” de autores están las firmas de prestigiosos intelectuales a quienes se les dedicaron las Ferias Internacionales del Libro en Cuba y obtuvieron Premios Nacionales de Historia y de Ciencias Sociales, así como el de la Crítica Histórica. Entre esos nombres descuellan los de Fernando Martínez Heredia, María del Carmen Barcia y Jorge Ibarra Cuesta, junto a otros menos conocidos. Una suerte de escritora “fetiche” es para ella la doctora Olga Portuondo Zúñiga, Premio Nacional de Historia y de Ciencias Sociales, Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.
Según la admirada editora, los más recientes volúmenes en los cuales trabajó fueron dos tomos acerca de Emilio Bacardí Moreau, el primer alcalde republicano de la urbe, a cargo de Portuondo Zúñiga.
La lucidez, inteligencia y tenacidad de la también querida profesora de la Universidad de Oriente son atributos que facilitan la revisión y puesta a punto de sus libros.
Una mención muy especial mereció también para esta “bordadora” de palabras el título La aurora de los héroes, que tuvo el honor de preparar de acuerdo con el encargo del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, el legendario combatiente y dirigente revolucionario que al fallecer en 2009 dejó un impresionante legado de canciones y varios textos escritos.
SECRETOS DE UNA ORFEBRE
Al escuchar a Natividad Alfaro hablar de su pasión por pulir, organizar y llevar a término feliz esos cientos de cuartillas que llegan a sus manos como si fueran un tamiz, no queda otra conclusión que la de un método muy propio de trabajo, en el cual priman el rigor y la exigencia bajo una mirada quisquillosa capaz de detectar hasta el mínimo desliz.
Uno de esos resortes, explicó, es el diálogo permanente con los autores, de manera que fluya la comunicación y puedan llegar al consenso necesario cuando es preciso cambiar un párrafo, la formulación de una idea o el empleo de determinadas palabras. Así lo resume: “Yo no escribí el libro, pero lo asumo como mi responsabilidad”.
Confesó que en todo el proceso prefiere y disfruta el original de originales, o sea, ese material en buena medida en bruto que recibe para despojarlo de imperfecciones y convertirlo en una obra digna de quien lo escribió y sus lectores.
Sin embargo, lo más difícil puede ser esa breve nota de presentación en la que debe hacer gala de un portentoso poder de síntesis.
Hasta la colocación de una coma es importante, enfatizó, porque ellas deben ir en el lugar exacto. Igualmente libra su batalla personal desde esa posición de vigía contra los múltiples vicios en el lenguaje, dígase extranjerismos, inventos de vocablos, mal uso de determinadas locuciones, el queísmo y un rosario pecaminoso en el habla y la escritura.
En ese contexto de modernidad, el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación marca también las maneras de la escritura. En el afán de hacer más breves los mensajes, se mutilan palabras en una jerga casi ininteligible, además de lastimar la ortografía. Esos males, de cierta forma, inciden también en la ardua faena del editor.
DOS SACOS DE LIBROS
Aparte de su trabajo para la editorial santiaguera, Natividad Alfaro asume a título personal la revisión y el asesoramiento de tesis de maestrías y doctorales de santiagueros que acuden a ella en pos de esos necesarios procesos.
También en esa vertiente opera su bien ganada fama de editora y son muchos los profesionales de la ciudad que dan fe de esta garantía y le agradecen el sello de rigor con que finalizaron esos procederes académicos.
Uno de ellos es el doctor en ciencias históricas Frank Josué Solar, quien defendió esa condición por la Universidad de La Habana en 2017 y recuerda como impecable su labor junto a ella, quien con su exigencia y meticulosidad aportó mucho a la aprobación unánime y consistente de la investigación.
Un detalle que no puede obviar se relaciona con el requerimiento a los autores de que presenten los libros de los cuales extrajeron citas y notas para sus indagaciones. Puede parecer complicado, pero es una de las maneras de que los textos pasen la prueba de fuego de los tribunales y oponentes.
Una simpática anécdota trae de vuelta a aquel investigador que se apareció en la casa de Natividad Alfaro nada menos que con dos sacos de libros, donde podían cotejarse esas alusiones contenidas en el texto en revisión.
Así puede escribir esta santiaguera de pura cepa su propia historia, en la cual aporta mucho también la cercanía del esposo, Francis Velázquez, estudioso de esos temas y creador de varios libros que pasaron también, no podía ser de otra manera, por la mirada aguda e inquisitiva de su compañera de vida.
Cuando llegue a sus manos el Premio Nacional de Edición durante la próxima Feria Internacional del Libro 2023, que se realizará en todo el país entre febrero y marzo próximos, estará ocurriendo un hecho de justicia elemental con quien se dedica por entero a ennoblecer ese arte imprescindible.
arb/mc