Así lo calificó Ramón Rodríguez, director del “Teatro Nacional Rubén Darío”, quien afirmó que nunca antes la figura del intelectual tuvo tanto significado como en la primera y segunda etapa de la Revolución sandinista.
En diálogo con Prensa Latina a propósito del aniversario 156 del natalicio del escritor, el también músico y director de orquesta comentó que Nicaragua entera celebra a Rubén Darío y poco a poco se conoce más de su vida y obra.
Rodríguez destacó el pensamiento anticolonialista del poeta nicaragüense quién mostró siempre su preocupación y rechazó al dominio de una potencia extranjera.
“Hay una preocupación constante en la obra de Darío de que debemos y tenemos que ser un pueblo libre donde no se permita la intromisión extranjera”, expresó.
Desde el punto de vista de su prosa, Rodríguez subrayó el aporte del escritor a las letras hispanoamericanas, gracias a lo cual se le conoce en la actualidad como el príncipe de las letras castellanas, catalogado además como uno de los mejores bardos de su época.
“Creo que hubo épocas en nuestro país donde la figura de Darío no era muy conocida con la dimensión que queremos y eso lo estamos sintiendo ahora”, recordó el artista.
Es por eso que el Gobierno sandinista cada año desarrolla un cúmulo de actividades en cada rincón del país en saludo al autor de “Azul”, una de las obras más relevantes del modernismo hispánico.
“Desde el municipio más pequeño hasta nuestra capital, nos abanderamos de Darío, no solo porque sea enero, lo hacemos todos los días”, expresó.
Así, el director de la institución cultural más importante del país, significó al compromiso permanente de proyectar su obra para que las nuevas generaciones se apropien de ese conocimiento cultural.
“El mejor homenaje que le hacemos hoy a Darío son los cientos de niños y adolescentes involucrados en el arte. Cuando los vemos con un violín, una flauta o cualquier instrumento, cuando vemos una joven bailar, con todo eso honramos al poeta”, señaló.
En ese sentido, resaltó las escuelas de arte construidas en el país, así como el desarrollo de coros infantiles, orquestas y el movimiento de teatro, acciones que mantienen vivo el legado cultural de Rubén Darío.
“Eso nos permite que nuestra sociedad sea cada vez más culta. Y como institución del Gobierno podamos incidir en aumentar y ensanchar el acervo cultural de nuestros pueblos”, enfatizó.
PARADIGMAS DE LA CULTURA
Al referirse a las relaciones culturales entre Nicaragua y Cuba, Rodríguez afirmó que tienen su génesis en el respeto y admiración que sentía Rubén Darío hacia José Martí aún cuando el nica no lo conocía personalmente y sólo tenía referencias de sus escritos.
Pero fue en Nueva York en 1893, cuando el autor nicaragüense pudo conocer al más universal de los cubanos. Cuentan que la amistad entre esos dos grandes de la literatura fue diáfana.
Años después, tras la muerte de José Martí en Dos Ríos, al oriente de Cuba, Darío le dedicó sentidos versos en los cuales destacó la universalidad del maestro.
“Martí escribió y murió combatiendo a las tropas españolas, y Darío con su obra denuncia los atropellos del colonialismo, entonces son luchadores, intelectuales, y eso se nota en le respeto que ambos pueblos tienen por cada uno de ellos”, señaló Rodríguez.
Al respecto, destacó la vigencia permanente del pensamiento de ambos escritores quienes con su verbo se adelantaron a su época y representan dos paradigmas de la cultura universal.
“Tenemos a estos dos grandes intelectuales en común, lo cual hace que nuestros pueblos se identifiquen y aprendan también de sus enseñanzas”, comentó.
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