Hay muchas experiencias acumuladas y la juventud debe aprender de ellas para que ocupen las posiciones que hoy tienen los directivos de larga trayectoria, expresó el ingeniero a Prensa Latina en el contexto del 9no Congreso de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (Unaicc).
Una cita como esta-que se celebró hasta hoy en el capitalino Palacio de Convenciones- es una posibilidad para que los jóvenes hablen, a los que ya no lo son transmitir experiencias y a los decisores escuchar el sentir de este gremio, dijo el Doctor Honoris Causa.
Tengo 60 años de graduado y 54 años de profesor universitario, y durante estos años trabajé con estudiantes de arquitectura e Ingeniería Civil, y existen discrepancia en este campo, muchos creen que tienen una solución, pero con bien dijo la viceprimera ministra Inés María Chapman, estas tienen que nacer de la colectividad.
Desde la Unaicc –señaló el profesor- deben unirse todos los criterios, para que salgan las propuestas y algunas puedan implementarse.
La gran virtud de este cónclave es que se empieza a conocer las opiniones de diferentes personas de provincias y ciudades, que son profesionales de la Unaicc de todas las profesiones que tienen nexos con la construcción.
“Son los jóvenes una garantía para el futuro de la construcción en el país”, recalcó Wainshtok.
Los decisores deben tomar riesgos e ir un paso delante de las situaciones que existan, y con el uso de la ciencia y la innovación buscar soluciones nuevas.
Muchos directivos están cómodos, tranquilos en su oficina, acostumbrados hacer lo que siempre han hecho, y hoy el país no necesita de eso, se nos pide que pensemos, innovemos y tomemos iniciativas, y nos falta de eso en algunos niveles, reflexionó el Profesor Emérito.
Se discute mucho sobre cómo hacer para avanzar, sin embargo, a veces parece que algunos en la base no escuchan, lamentó el maestro de varias generaciones de arquitectos e ingenieros en Cuba.
Hay que decir y ejecutar, hay que despertar del letargo, incluso algunos decisores, sugirió Wainshtok.
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