También, constituye una invitación a la confluencia mediante ese arte considerado por él como “un lenguaje que une y no divide”.
“Siempre es un gran orgullo regresar a mi patria en la compañía de mi esposa y productora Aurora Herrera, presentar mi repertorio y tocar para mis hermanas y hermanos. Es la tierra que me vio nacer y me formó en diversas instituciones académicas”, expresó a Prensa Latina.
Sumado a ese propósito, Nachito invita continuamente a figuras internacionales para el disfrute de “ese calor” caribeño y musical, y confiesa que no puede vivir sin la isla, “todos los días tomo un rico café cubano y pienso en mi regreso ante ese público conocedor y bien cultivado”.
Distinguido como el único pianista cubanoamericano firmado con dos grandes compañías: Pianos Roland y Pianos Steinway, el multipremiado director de orquesta reconoce la enseñanza recibida en los niveles: elemental, medio y superior, “una carrera muy larga y sacrificada, pero con muchos frutos”.
Nuevamente, el virtuoso artista, instruido en las aulas de los conservatorios de la nación caribeña y la Universidad de las Artes (ISA), concurre al Festival Jazz Plaza; ya actuó el pasado lunes 23 en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, junto su Habana Jazz Plaza Orquesta.
De igual manera, proyecta la emblemática gala Cuba Vive, el venidero día 29, con sede en el Teatro Lázaro Peña y la intervención, entre otros invitados, el trombonista y compositor Steve Turre, quien trabajó por muchos años con McCoy Tyner, gran pianista de jazz.
Otra de las figuras que acompañará al también profesor de prestigiosas escuelas de música y centros de altos estudios, es el afamado flautista cubano Germán Velazco y el cantante norteamericano Maurice Williams Jacox.
“Estaremos también con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección del gran maestro Enrique Pérez Mesa, estudiantes de la Escuela Nacional de Arte (ENA), la Camerata de Dagoberto González del Amadeo Roldán y la Jazz Band del Amadeo Roldán”, explicó.
La lista incorpora al Coro Nacional de Cuba, bajo la dirección de la maestra Digna Guerra, Frank Fernández y Bobby Carcassés en el anhelo de demostrar, una vez más, que la isla “está viva y abre los brazos para quienes deseen visitarla” e incluye un gran final aderezado con el tema Canción con todos.
Contarán, además, con la orquesta Manolito Simonet y su Trabuco y dedicarán un espacio de tributo a grandes artistas, desaparecidos físicamente, pero “presentes en nuestra memoria por su enorme legado al patrimonio sonoro nacional”: Juan Formell, César “Pupy” Pedroso, Adalberto Álvarez y Pablo Milanés.
Radicado hace 21 años en el estado de Minnesota, Estados Unidos, Herrera valora estos escenarios como la consolidación e intercambio cultural entre dos países, de por sí ya fusionados históricamente por el jazz, género propicio para la interpretación, armonía y defensa de las raíces.
“Para mí la buena música, si bien es un concepto actualmente muy relativo, debe transmitir enseñanzas y mensajes. Entre ellas, las composiciones de la Nueva Trova en la isla, los ritmos clásicos y aquellas que identifican los orígenes y esencia de cada territorio en el orbe”, aseguró.
A su juicio, la investigación y creatividad garantizan la constante evolución de un artista y señaló como punto indispensable de su carrera el reencuentro con la autoctonía y tradición criolla, de ahí que, en sus conciertos, trasciende la impronta de personalidades como Ignacio Cervantes, Manuel Saumell y Ernesto Lecuona.
Diversas geografías del planeta atestiguan la experticia de Herrera y su innegable vínculo con el piano y, en cada una de esas visitas, el compositor corrobora el respeto y admiración que los más renombrados músicos jazzistas sienten frente a la calidad técnica e interpretativa de sus colegas cubanos.
«Cada vez que regreso al Jazz Plaza recibo una inyección de inspiración y energía de los nuevos talentos que Cuba forma, pese a las dificultades. No solo en ese género, también en el ballet, la danza, las artes plásticas y la cultura, de manera general», concluyó.
Nachito considera como su mayor premio el aplauso sincero del público tras la actuación de sus invitados y la suya propia y aconseja a las generaciones actuales “que nunca olviden de dónde vienen, defiendan su identidad, aprecien la educación recibida y salvaguarden la música cubana”.
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