La familia del australiano Murray Upton guardó esas reliquias durante 112 años, que formaron parte de la herencia recibida de su padre, quien trabajó en la construcción de los ferrocarriles en Tailandia en la década de 1910.
Según un comunicado de la embajada, el Ministerio de Asuntos Exteriores tailandés coordinó su regreso al país de origen, por lo que las estatuas fueron entregadas al Departamento de Bellas Artes australiano, que se encarga del seguimiento de las obras saqueadas en el país asiático.
De tal forma, encomendó a los expertos estudiar las piezas de madera para verificar su procedencia y antigüedad.
Entre los casos más notorios de robos de tesoros patrimoniales está el de la Puerta de Ishtar o de Babilonia, extraída por una expedición arqueológica alemana entre 1902 y 1914, la cual fue interrumpida por el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y hoy se expone en el Museo de Pérgamo, en Berlín.
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