Tras la retirada en 2022 de tropas francesas de Malí y la República Centroafricana, el martes el gobierno burkinés pidió a París la rescisión del acuerdo firmado en 2018 y la retirada de su cuerpo de ejército desplegado en las inmediaciones de la capital, Uagadugú.
“En el contexto de los últimos acontecimientos en Burkina Faso, hemos decidido llamar a consultas a nuestro embajador en París sobre el estado y las perspectivas de nuestra cooperación bilateral”, declaró la Cancillería francesa, añadiendo que los casi 400 soldados del contingente abandonaran el país «a finales de febrero» y la retirada de todos los equipos debería completarse «a finales de abril».
El gobierno burkinés aseguró haber solicitado la salida de los soldados franceses en el plazo de un mes, sin querer romper diplomáticamente con París, y según algunas fuentes este cuerpo de élite podría ser asignado al vecino Níger, que acoge ya a cerca de dos mil efectivos franceses.
La presencia militar de la antigua potencia colonial no ha podido frenar los ataques de grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda y al grupo Estado Islámico (EI) en este país, uno de los más pobres del mundo.
En diciembre pasado, la junta militar burkinesa pidió a París que sustituyera al embajador Luc Hallade, reprochándole haber informado públicamente sobre el deterioro de la situación de seguridad en el país, asolado por la violencia yihadista.
Sin embargo el gobierno francés decidió mantener en su puesto al diplomático, asignado al país africano en 2019.
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