Por Mario Muñoz Lozano
Jefe de la Redacción de Cultura
La huella también quedó entre los melómanos cubanos seguidores del género nacido en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans, pero que renombrados instrumentistas de la isla caribeña lo abrazaron e hicieron suyo.
Algunos le llamaron latin jazz, otros jazz afrocubano, por la fuerte impronta fuerte de la percusión en la manera de hacer con la que desde mediados del siglo XX Chano Pozo deslumbró, primero en el cabaret Tropicana, junto a Rita Montaner e Ignacio Villa (Bola de Nieve).
Pero ya a partir de 1947, en la ciudad estadounidense de Nueva York, los tambores del cubano retumbaron junto a la banda del virtuoso trompetista Dizzy Gillespie, lo mismo en el famoso Carnegie Hall que en otros importantes escenarios. Su tumbao aportó obras emblemáticas como “Nagüe”, “Blen, blen, blen”, “Manteca” y “Pin, pon, pan”.
Tal ejecutoria en la manera de sentir e interpretar la música fue también el sello de distinción de otros tumbadores cubanos como Guillermo Barreto, Changuito, Angá, Los Muñequitos de Matanzas, Los Papines y más cercanos en el tiempo Yaroldy Abreu o Pedrito Martínez.
Y no es para menos: a lo largo de su historia, en las principales salas del país se presentaron grandes jazzistas de la talla de Tete Montoliu, Michel Camilo, Carmen McRae, Chano Domínguez, Giovanni Hidalgo, Charlie Haden, Danilo Pérez, Gato Barbieri, Roy Hargrove y Max Roach.
La lista incluye además a Steve Coleman, Airto Moreira, David Amram, Roy Ayers, Irene Reid, Leon Thomas, Dave Valentín, Terence Blanchard, Ronnie Scott´s, Winston Marsalis, Ry Cooder, Stan Getz y Orquesta de Jazz Lincoln Center.
Con el paso de los años, Cuba se convirtió en reservorio de excelentes instrumentistas, gracias, sobre todo, a sus escuelas de música y a su sistema de enseñanza artística, que desde 1959 abrió sus puertas de manera gratuita a niños, adolescentes y jóvenes de toda la isla con deseos de estudiar.
Años después, la idea de contar con una gran fiesta del jazz en Cuba fue cocinada por memorables como Mario Bauza (trompetista), Felipe Dulzaides (pianista y compositor), Frank Emilio (pianista), Guillermo Barreto (baterista), Leonardo Acosta (saxofonista y musicólogo), Lázaro Herrera (trompetista), Armando Romeu (saxofonista, director de orquesta), entre otros.
Convertido en realidad el Festival, marcaron el rumbo de ese camino los grandes Chucho Valdés, Emiliano Salvador, Bobby Carcassés, Tata Güines y hasta el mismísimo Gillespie, disparando notas desde su trompeta con aquellos inmensos cachetes repletos de buen jazz, en la Casa de Cultura de Plaza, sede histórica del encuentro.
Por eso cuando el evento se hizo realidad, no resultó extraño que reconocidos nombres del pentagrama internacional como los estadounidenses Herbie Hancok y Winston Marsalis hicieran sus maletas, cargaran sus instrumentos y volaran a La Habana para hacer y disfrutar de la buena música.
De ahí la amplia asistencia extranjera y de músicos cubanos radicados en otros países en la cita, porque como reconociera el Ministerio de Cultura, el Festival es de todos los cubanos, estén donde estén.
En esta ocasión, además de los artistas nacionales, en el Jazz Plaza participaron músicos de Argentina, Brasil, Camerún, España, Francia, Congo, México, Italia, Alemania, Portugal, Perú, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Noruega, Reino Unido, Sudáfrica y Estados Unidos, con la mayor representatividad.
CITA CUBANA ENTRE LAS MEJORES DEL MUNDO
Para el pianista cubano Rolando Luna, “tocar en el Jazz Plaza es un momento especial que nos bendice todo el año. Lo recuerdo como un día de fiesta”.
En declaraciones a Prensa Latina, recordó que durante el evento, siendo estudiante, vio en el teatro Amadeo Roldán y la Casa de Cultura de Plaza a muchos de los mejores músicos de Cuba y el mundo y siempre anheló estar algún día sobre esos escenarios.
“Pude ver a los artistas que más admiraba, entre ellos, Gonzalo Rubalcaba, Chucho Valdés e Irakere. Luego participé muy joven en 2001 o 2002 y, a partir de entonces, siempre trato de estar”, comentó.
El percusionista Pedrito Martínez, cubano radicado en Estados Unidos, opinó que el encuentro se ha ganado un merecido prestigio, precisamente, por la alta gama de talentosos artistas nacionales e internacionales invitados.
Según el artista, ellos “han tenido la suerte de pisar esos escenarios y de poder ser testigos de esa calurosa y bella audiencia cubana amante de la buena música. Les han dado una inolvidable acogida a cada uno de ellos”.
Manifestó que esa fue una de las razones por la cual esperó con ansias la cordial invitación para actuar en el que muchos consideran como uno de los mejores festivales que se realizan en Cuba.
De igual forma piensa el pianista y compositor Nachito Herrera, otro de los cubanos que vive fuera de la isla y participó en la fiesta del jazz en la nación antillana, quien lo considera entre los más importantes del mundo.
“No podemos olvidar la gran influencia de la isla en el desarrollo del género y en la creación de lo que hoy en día conocemos como Jazz Latino”, expresó.
“Recibo una inyección de inspiración y energía de los nuevos talentos que Cuba forma, pese a las dificultades, no solo en ese género, también en el ballet, en la danza, en las artes plásticas y en la cultura de manera general”, dijo.
Herrera, quien además viajó a La Habana con donativos para las escuelas de música, subrayó que en sus presentaciones en diversos espectáculos internacionales, los más renombrados jazzistas siempre se asombran de la calidad técnica e interpretativa de los cubanos”.
La edición 38 del Jazz Plaza se extendió del 22 al 29 de enero con más de 100 conciertos en cerca de 20 escenarios, plazas y parques de esta capital y Santiago de Cuba. Como parte de la cita, se efectuó un homenaje al percusionista Chano Pozo en el aniversario 85 de su fallecimiento, y se festejaron los 85 años que cumplirá Carcassés, fundador del Festival.
También se celebraron los 65 años del músico Hernán López-Nussa, uno de los pianistas cubanos más destacados en el escenario internacional; los 65 de otro grande, el trompetista José Miguel Crego (El Greco), y los 45 de fundado el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana.
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