“Esta frase que escuche me dejó perplejo”, comentó el sacerdote durante su homilía dominical en esa localidad a 50 kilómetros al este de esta capital, pero admitió lo riesgos que representan para las féminas las agresiones domésticas.
“Qué difícil y dura resulta esta realidad que estamos viviendo en estos últimos tiempos”, subrayó el prelado, al alertar sobre los niveles de violencia que azotan a varios niveles de la sociedad, comprendidos los crecientes feminicidios en el país sudamericano.
El obispo recordó que “el fenómeno cobra la vida de muchas personas, y urge abordarlo en profundidad, para atacarlo en su propia raíz”.
Según el clérigo, “perdemos el dominio de nosotros mismos y mostramos esa fase salvaje, dura; y esas cosas son las que contaminan y enrarecen en este tiempo nuestra convivencia y hacen que verdaderamente nuestra vida cotidiana sea muy perturbada y tóxica”.
“La ola de violencia –subrayó monseñor Valenzuela- es un drama que afecta a la sociedad regional, lo cual hace que nuestro país se inserte dentro del conjunto, y sume episodios fatales”.
De acuerdo con el Ministerio Público, Paraguay registra un promedio de un feminicidio cada 10 días y 36 por año, mientras durante el período entre enero y septiembre de 2022 las autoridades reportaron 30.
jcm/apb