Por Roberto F. Campos*
Un tranvía llamado Deseo (en inglés: A Streetcar Named Desire) es una película dramática estadounidense de 1951, basada en la obra de teatro homónima de Tennessee Williams. Está dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Vivien Leigh y Marlon Brando.
En esa cuerda, pues los tranvías aún no desaparecieron de la mirada humana, como medio de transporte que a fuer de bonito y atractivo también es sumamente útil. De ahí mencionar sus características y peculiaridades.
La forma de movilidad y conectividad urbana busca en la actualidad maneras más sustentables, como las que ofrece por ejemplo el Tranvía de Murcia (España), un medio sostenible y eficiente, siendo así el transporte colectivo que menos energía consume.
Por si fuera poco, en el intento de fomentar alternativas de movilidad sostenible, el ciudadano debe tener a su disposición diferentes opciones de transporte público, y el tranvía es una de las mejores: moderno, garantiza mayor capacidad, eficiencia y velocidad en el trayecto.
Un interesante reporte de la Universidad Politécnica de Cataluña señala que el tranvía es sinónimo de movilidad sostenible en las ciudades: reduce contaminación, mejora la calidad de vida y aumenta la seguridad del peatón.
El mencionado Tranvía de Murcia por tanto apuesta por la sostenibilidad, prueba de ello es la renovación de la inscripción en el registro de huella de carbono.
Esa casa de estudios señala que la extensión actual de la red europea de tranvías de nueva generación es de aproximadamente mil 300 kilómetros, 11 por ciento de la red global.
y por otro lado, los impulsores de este tipo moderno de tranvía son, paradójicamente, los países que apostaron por su desaparición.
El grupo de naciones de tradición continuista también contribuye al nuevo fenómeno
renovando el parque móvil y adaptando las líneas clásicas.
Los impulsores de la moderna modalidad transportista ven complicada la inserción del tranvía en su trama urbana y hoy en día, ese medio carece de un papel destacado en su red de transportes urbanos, como es el caso de París, Londres o Madrid.
En cambio, las ciudades intermedias, sin grandes dificultades para implementarlo nuevamente son las que más están aprovechando sus ventajas.
RECORDAR AL VIEJO TRANVÍA
El tranvía es un medio de transporte de pasajeros que circula sobre raíles y por la superficie en áreas urbanas, en las propias calles, a menudo sin separación del resto de la circulación, sin vía ni senda o sector reservado.
En algunos casos el tranvía puede transitar por vías exclusivas, por ejemplo, el Tranvía de Tenerife o el de Zaragoza, en España.
El Swansea and Mumbles Railway en Gales, Reino Unido, fue el primer servicio de tranvía de pasajeros. Los primeros servicios ferroviarios comenzaron en 1807 por la Oystermouth Railway (Ferrocarril Oystermouth) en Gales, usando carruajes especialmente diseñados en una línea sobre carriles, tirado por caballos, construida para el transporte de mercancías.
Los usuarios eran transportados en una línea entre Oystermouth, Mumbles y los muelles de Swansea.
Esa técnica no tardó en llegar al Nuevo Mundo, ya que para 1832 se introduce en Nueva York, y en 1858 se inauguran las primeras líneas en México, La Habana y Santiago, además de Río de Janeiro, Buenos Aires, El Callao y Lima, donde se inauguraron entre 1859 y 1864.
Volviendo al viejo mundo, empezó a circular en París en 1854, a España llegó en el año 1871 y a Düsseldorf, Alemania, en 1876. El Düsseldorfer Straßenbahn fue inaugurado en 1876. Es una de las redes más antiguas en el mundo que continúa hasta el día de hoy.
La tracción animal (caballos o mulas) podía arrastrar más peso gracias a la característica básica que posibilitó el desarrollo del transporte por ferrocarril.
De ahí que anotan el bajo coeficiente de rozamiento entre carril y rueda que permite un consumo energético mucho menor respecto a los transportes sobre pavimento con ruedas, aunque fuera con llanta de goma y, más adelante, sobre neumáticos.
La superficie de los carriles era mucho más lisa que la de las calles y carreteras de entonces (pavimentadas con adoquines), haciendo mucho más suave la marcha que la de los carruajes corrientes.
Tras la tracción a sangre, se intentó la tracción por vapor, como la de los ferrocarriles, mediante una pequeña máquina de vapor, pero las molestias causadas por el humo en medio de la ciudad, no hicieron popular este sistema, salvo en tranvías que circulaban prácticamente por el campo.
Louis Mékarski (inventor francés de origen polaco) propuso con cierto éxito la tracción por aire comprimido y los coches motores recargaban ese sistema en una parada específica. La primera línea que funcionó de este modo fue en 1879 en Nantes y hasta 1917 otras líneas utilizaron tal mecanismo.
El primer tranvía eléctrico fue puesto en servicio por Werner von Siemens en Berlín en 1879, lo siguió Budapest en 1887, y la demostración definitiva de la bondad del sistema vino de la mano de Frank J. Sprague con la puesta en funciones en 1887 de la tracción eléctrica.
Actualmente el tranvía se encuentra en recuperación en Europa. El inicio de este renacimiento se dio en Francia gracias a los proyectos surgidos por el proceso de Concurso Cavaillé tras la crisis del petróleo de 1973 y la saturación de vehículos.
Como resultado a largo plazo de este proceso se construyen redes tranviarias en Nantes (1985), Estrasburgo (1994), Ruán (1994), Burdeos (2003), Niza (2007) y Toulouse (2010), entre otros lugares.
arc/rfc
*periodista de la redacción de Economía de Prensa Latina