La rectora de la casa de altos estudios, Miriam Nicado, evocó en el Aula Magna la visita del sumo pontífice a la isla y su encuentro con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Nicado describió la estancia de Juan Pablo II en el país como jornadas históricas llenas de espiritualidad y de peregrinaciones de fieles.
Subrayó que Cuba, a través de los años, ha llegado como misionera de la Salud y la Educación a los más diversos lugares del mundo, como muestra de humanismo.
En tanto, el enviado del papa Francisco, cardenal Beniamino Stella, agradeció la fraternal acogida recibida desde su llegada al país, al tiempo que destacó los encuentros que mantuvo en varias diócesis de la isla caribeña.
Agradeció además las oportunidades de acercarse al pueblo cubano, escuchar sus alegrías, aspiraciones, reclamos y esperanzas.
Resaltó la trascendencia de la obra del padre Félix Varela, al que consideró como un magnífico paradigma en la relación entre la cultura y fe.
En este sentido, apuntó que “la fe está en relación constante con la cultura en la cual vive, (…) no brotaron como realidades antagónicas sino articuladas entre sí”.
El cardenal deseó que las nuevas generaciones continúen procurando el camino que los lleve a un futuro de prosperidad y libertad plena.
Señaló que las personas se definen principalmente por su responsabilidad ante la historia y los demás.
Stella subrayó que los tres pontífices (Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco) que han visitado la nación caribeña fueron impulsores de la fe cristiana y el quehacer social.
Por su parte, el director de la Oficina del Programa Martiano, Eduardo Torres, consideró la visita de San Juan Pablo II a Cuba como un hito entre las relaciones de la nación caribeña y la Santa Sede.
El 21 de enero de 1998, Juan Pablo II llegó a Cuba en lo que sería la primera visita de un papa a la isla, a la que sucedieron luego la de Benedicto XVI, en 2012, y Francisco, en 2015.
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