El mismo está diseñado como una vacuna de subunidades, y emplea como antígeno la proteína mayoritaria de la envoltura de los VPH 16 y 18, denominada l1.
Esta proteína,cuando se produce en sistemas recombinantes, tiene la propiedad de autoensamblarse en partículas, que se parecen morfológica e inmunogénicamente a las envolturas del propio virus.
Todas las vacunas desarrolladas hasta la fecha emplean estas nanoestructuras como ingrediente activo, y demostraron que son capaces de inducir una respuesta inmune que protege, una vez que se inmuniza, contra la infección por estos virus.
Los inmunógenos aprobados hasta la fecha incluyen la protección contra los genotipos 16 y 18, que, en conjunto, son los responsables del 70 por ciento del desarrollo del cáncer cervicouterino, razón por la cual el proyecto cubano también los emplea, resalta el diario Granma.
El proyecto fue dividido en tres etapas, y la primera constituye el desarrollo y obtención de los sistemas de producción; en el caso de la nación antillana es empleada la bacteria Escherichia Coli como hospedero.
Al mismo tiempo se establecen las condiciones de purificación de las proteínas, y posteriormente el ensamblaje de estas partículas similares al virus, a partir de las proteínas purificadas.
Ahora están listos los antígenos a nivel de laboratorio estructuralmente correctos, entonces se procederá a hacer la evaluación inmunogénica, es decir, de la capacidad que tienen estas estructuras de inducir esas respuestas en modelos animales.
En la segunda etapa corresponde adaptar el proceso de obtención de estas partículas, desarrolladas en el laboratorio, a una escala mayor, que permitan el desarrollo del candidato vacunal como tal, en una formulación lista para ensayo.
El propósito del país es contar antes de que termine el año con un candidato vacunal formulado, listo para comenzar la evaluación en modelos animales, en cuanto a toxicología y respuesta inmune.
Hasta el momento con los resultados obtenidos el proyecto tiene altas posibilidades de éxito, subraya el rotativo.
La futura vacuna es una oportunidad de proteger a la población femenina en lo fundamental, ante un problema de salud como lo es el cáncer cervicouterino y otras lesiones asociadas a la infección del VPH.
Los científicos de Cuba involucrados en este plan aspiran a vacunar para 2030 a este segmento de la población en las edades comprendidas entre nueve y 15 años.
mem/joe