En su última actualización sobre el número de víctimas, el Ministerio de Salud indicó que mil 387 murieron y dos mil 326 resultaron heridos, principalmente en las provincias de Alepo, Latakia y Hama.
Al saldo anterior se agregan tres mil 100 perecidos confirmados por activistas locales y equipos de rescate en las zonas de Idlib y Alepo que están bajo control de grupos armados, mientras las autoridades turcas entregaron 900 cuerpos de refugiados sirios que murieron en su territorio.
Mientras tanto, los equipos de rescate lograron con el apoyo de la Cruz Roja Libanesa encontrar con vida a tres personas que estuvieron atrapadas durante cinco días debajo de los escombros de un edificio en la ciudad costera de Jableh, una de las más afectadas por el sismo.
El jefe de la Defensa Civil de Siria, el mayor general Safwan Bahloul, declaró que aún continúa la búsqueda de sobrevivientes debajo de los escombros de los edificios colapsados por el terremoto, y aseguró que la posibilidad de encontrar sobrevivientes aún existe, pero se debilita mientras pasa el tiempo.
La escala del desastre es muy grande a nivel de Siria y hay miles de edificios y casas agrietadas que están a punto de caer, mientras otras necesitan restauración, dijo el general.
Instó a la comunidad internacional para brindar asistencia seria a Siria y que se ejerza presiones para levantar el injusto bloqueo, que provoca un desgaste a largo plazo al país.
Tras una reunión de emergencia, el Gobierno sirio declaró las provincias de Alepo, Latakia, Idlib y Hama, las más afectadas por el terremoto, como zonas de catástrofe.
A su vez, el ministro de Administración Municipal y jefe del Comité de Socorro, Hussein Makhlouf, reveló que 294 mil personas quedaron sin hogar y ahora se encuentran en más de una veintena de centros de acogida, establecidos en escuelas, mezquitas, iglesias y salas de deporte.
Ante el llamado del Gobierno sirio, más de 55 aviones cargados con ayuda humanitaria y rescatistas llegaron al país procedentes de 13 naciones.
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