La Intersindical, integrada por los ocho principales gremios del país, espera superar la cantidad de manifestantes del 7 de febrero en las calles de esta capital y de decenas de ciudades, estimada en cerca de dos millones por la Confederación General del Trabajo (CGT) y en 750 mil por el Ministerio del Interior.
En las jornadas de movilizaciones en rechazo a la reforma del 19 y del 31 de enero, más de dos millones de franceses –según la CGT- desfilaron contra el proyecto que desde el lunes es debatido en la Asamblea Nacional.
Fuerzas políticas de la izquierda apoyan las protestas frente a un texto polémico, al incluir la extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años, el aumento del período de cotizaciones anuales a 43 y la eliminación de algunos regímenes especiales de jubilación.
Pese a las presiones, el malestar que genera en la población (siete de cada 10 personas encuestadas se oponen) y a los encendidos debates en la Asamblea, el Gobierno insiste en que cambiar el sistema de retiro es indispensable, en aras de recuperar su equilibrio financiero, una tesis negada por los detractores.
Frente a esta postura, medios de prensa publicaron en los últimos días que la Intersindical pudiera llamar este sábado a una huelga general a partir del 7 de marzo.
De acuerdo con diversas fuentes, el paro nacional sería extensible, con reuniones diarias de los gremios para decidir si lo mantienen o no para la siguiente jornada.
El secretario general de la CGT, Philippe Martinez, instó esta semana a “subir el tono” de las protestas contra la reforma, alegando un aparente empeño del Gobierno en ignorar lo que sucede en las calles de Francia, donde se esperan hoy más de 200 manifestaciones.
El presidente Emmanuel Macron actúa como si nada ocurriese, por tanto, no tendremos otra opción que elevar el tono, advirtió.
La próxima jornada de movilizaciones en rechazo a la reforma de la jubilación ya fue convocada para el jueves.
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