Por Marta Denis Valle*
Colaboradora de Prensa Latina
Con este llamamiento la Federación Estudiantil Universitaria rindió honor a Rubén Batista Rubio, fallecido el 13 de febrero de 1953 tras casi un mes de agonía.
Sus restos mortales fueron tendidos en el Aula Magna de la Universidad de La Habana y se estima que unas 20 mil personas acompañaron el cortejo hasta el cementerio de Colón.
«Que la sangre de nuestro compañero Rubén no haya sido derramada en vano. Ella debe ser estímulo de unión y sacrificio. Ahora más que nunca alcemos la bandera de lucha popular contra el tirano y sus secuaces», expresó la FEU.
Al frente de la manifestación marchaba una hilera de mujeres vestidas de negro, que portaban una tela donde se leía: La sangre de los buenos no se derrama en vano.
Rubén Batista Rubio nació en Cacocum, Holguín, el 13 de marzo de 1931. Era amante del deporte y de los estudios; en 1950 matriculó la carrera de arquitectura de la Universidad de la Habana y, en 1952, ingeniería eléctrica.
Este joven fue herido mortalmente el 15 de enero de 1953, cuando la policía arremetió contra una manifestación estudiantil que repudiaba la afrenta cometida contra el busto de Julio Antonio Mella, situado al pie de la escalinata universitaria. Un balazo le perforó el hígado, el páncreas y los intestinos.
En la violenta represión, otros 13 jóvenes fueron heridos cuando marchaban desde la colina universitaria por la calle San Lázaro hasta La Punta, lugar conmemorativo del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina, en 1871.
Fue conducido Rubén a la Clínica del Estudiante del hospital Calixto García, en la capital, donde sufrió una larga agonía mientras decenas de revolucionarios acudían allí para interesarse por su estado.
En este sitio el joven santiaguero Renato Guitart Rosell, quien estudiaba comercio en el colegio La Progresiva, de Cárdenas, conoció a Fidel Castro Ruz y se convirtió en figura clave del movimiento revolucionario.
CONSPIRACIÓN FALLIDA
Decenas de jóvenes, en su mayoría estudiantes, conspiraban casi a la vista pública en los meses de febrero, marzo y abril de 1953, hasta que fue descubierta la conspiración del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), organizada por el profesor universitario Rafael García Bárcena (1907-1961).
El entonces estudiante de ingeniería Pedro Miret Prieto (1927-2016), luego asaltante al cuartel Moncada, impartió entrenamiento militar a centenares de opositores en el recinto universitario.
Los detalles del plan para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista se filtraron y la conspiración fue abortada y reprimida.
El MNR pretendía dominar el Campamento militar de Columbia, en La Habana, mediante la sublevación interna de «oficiales patriotas» que debían neutralizar y tomar la fortaleza. Después entrarían los participantes civiles.
La organización, fundada en mayo de 1952 en una de las aulas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana, arrastró las simpatías de numerosos opositores, entre ellos, profesionales, jóvenes estudiantes y trabajadores a lo largo de todo el país.
Gran parte de ellos se integraron posteriormente al Movimiento 26 de Julio como Enrique y Armando Hart Dávalos, Faustino Pérez, Julio Camacho Aguilera, los hermanos Ameijeiras, Frank País y Vilma Espín.
García Bárcena resultó detenido el 5 de abril de 1953, procesado con otras 69 personas a finales de ese mes y condenado a dos años de cárcel. Había sido golpeado salvajemente y otros de los encartados también sufrieron torturas.
Faustino Pérez fue detenido y condenado a dos años y medio de prisión en el Castillo del Príncipe, en La Habana. Armando Hart no cayó preso y actuó de abogado defensor. arb/MDV
*Historiadora y periodista cubana.