Por iniciativa del Buró Internacional para la Epilepsia y la Liga Internacional Contra la Epilepsia, cada segundo lunes de febrero es la celebración, que busca educar sobre esta patología neuronal con iniciativas para una mejor calidad de vida de quienes la padecen.
Durante esta jornada se piden mejores políticas públicas, servicios de salud y, sobre todo, una mejor inversión en materia de investigación para desarrollar nuevos tratamientos mucho más efectivos y menos invasivos.
La epilepsia es un trastorno crónico del cerebro no trasmisible que propicia una respuesta convulsiva en el individuo, sin importar edad o sexo del paciente, que no siempre logra responder al tratamiento basado en fármacos e incluso un 30 por ciento jamás lo hace, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Se caracteriza por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario en una parte del cuerpo (parcial) o todo el cuerpo (generalizado) y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y del control de la función intestinal o vesical.
Aproximadamente 65 millones de personas en todo el mundo sufren de epilepsia, lo que la convirtió en la enfermedad neurológica más común, en tanto el 80 por ciento de los aquejados suelen vivir en países de ingresos bajos o medios, en su mayoría (75 por ciento) sin terapéutica adecuada para su padecimiento.
Se estima que el 25 por ciento de los casos de esa enfermedad son prevenibles y que evitar los traumatismos craneales es la forma más eficaz de evadir la epilepsia postraumática.
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