Merecía un Nobel, apuntó el mandatario en su cuenta en Twitter, y calificó ese día de 1881 de trascendente en la historia de las Ciencias en esta nación antillana.
Carlos Juan Finlay de Barres dedicó su vida a solucionar los grandes problemas del cuadro epidemiológico de su época, hasta llegar a convertirse en un verdadero símbolo de la medicina cubana.
Los resultados de sus investigaciones aportaron descubrimientos sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla y las medidas epidemiológicas para erradicar esa enfermedad, por lo que fue propuesto para el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.
Ese logro fue presentado en prestigiosos eventos internacionales, y permitió sanear las zonas invadidas por este agente infeccioso en todo el mundo.
Sus aportes fueron presentados ante las más importantes instituciones científicas del país, y se publicaron en las principales revistas médicas cubanas de la época.
Finlay falleció en La Habana el 20 de agosto de 1915, con el reconocimiento agradecido de su pueblo y de la humanidad.
En su hono, Cuba creó la Orden al Mérito “Carlos J. Finlay”, máxima distinción que entrega el Gobierno a nacionales y extranjeros por sus aportes al desarrollo de la ciencia en beneficio de la humanidad.
El día 3 de diciembre, en conmemoración a su nacimiento se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana.
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