En su primera exposición ante la ciudadanía desde el comienzo de las masivas movilizaciones sindicales contra el proyecto, el jefe de Estado enfocó la iniciativa en el valor del trabajo para generar riqueza, durante una visita al mercado mayorista de Rungis, uno de los más grandes del mundo,
Hay personas que laboran de noche con frío y cargas pesadas, tomamos en cuenta esto, pero en general la gente sabe que debemos trabajar un poco más en promedio, porque de lo contrario no podremos financiar nuestras pensiones, esgrimió en medio de un contexto tenso, por los preparativos de la intersidical de una huelga general contra la reforma, el 7 de marzo.
El texto defendido por Macron incluye la extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años, una propuesta que no pudo ser votada en primera lectura este mes en la Asamblea Nacional y que desató multitudinarias protestas el 19 y el 31 de enero y el 7, el 11 y el 16 de febrero, sin olvidar que seis o siete de cada 10 franceses rechaza el proyecto, según las encuestas.
De acuerdo con el mandatario, el interés es persuadir sobre la necesidad de trabajar más, a partir de “un verdadero debate en la sociedad”, en un escenario marcado por la inflación, cuyo pico vaticinó en el actual semestre.
La reforma, que llegará a finales de mes al Senado, enfrenta una dura oposición política y un repudio unánime entre los principales gremios, bajo el argumento de que el sistema de jubilación francés no está en peligro por el déficit, como asegura el Gobierno.
Para el director del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), Frédéric Dabi, el Ejecutivo pierde en la batalla de la información sobre el proyecto, lo cual explica las acciones de comunicación de los últimos días, incluyendo el encuentro de esta mañana de Macron con trabajadores en Rungis.
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