Fue el 21 de febrero de 1896 cuando sus pobladores, tal y como sucediera el 11 de enero de 1869 en el oriental Bayamo, segunda villa fundada en Cuba, decidieron reducir el pueblo a cenizas antes de que cayera en manos del colonialismo español, refiere la museóloga local, Idis del Carmen Zamora.
En la tarde del 20 de febrero los pobladores abandonan sus propiedades y en las primeras horas del siguiente día, se encienden las teas que poco a poco devoran todo a su paso, detalla la investigadora, quien asegura que desde muchos lugares se escuchaba la frase, ¡Viva Cuba libre!
Cuentan los estudiosos que el resplandor de las llamas se divisaba en la capital vueltabajera y que el comandante Leopoldo Pérez, luchador independentista, expresó: “ofrendemos también a la patria este Bayamo de Occidente”.
Desde entonces se reedita la hazaña que marcó un hito en la historia local. En el mundialmente conocido Hoyo de Monterrey, que realza la fama del tabaco cultivado en las vegas de Vueltabajo, la tea incendiaria continúa llamando al combate, agrega el historiador Juan Carlos Rodríguez.
El estudioso aclara que en otras regiones de la geografía pinareña se registraron similares acciones avivadas por la marcha triunfal de las tropas mambisas al mando del general Antonio Maceo, ícono de la historia de Cuba.
Pero es la quema de San Juan y Martínez la que realmente trasciende y el 21 de febrero se reconoce como el Día de la dignidad sanjuanera, apunta Rodríguez.
El tañer de las campanas y las primeras llamas recuerdan el suceso que retoman las actuales generaciones. En la noche del 21, jinetes del presente se adueñan de la calle real, escoltados por el pueblo que rinde homenaje a aquellos hombres y mujeres valientes y dignos.
Vivimos orgullosos de nuestra historia al igual que de nuestro principal cultivo que convierte a San Juan y Martínez en la meca del tabaco, agrega la museóloga Isis del Carmen Zamora.
La torre del campanario, que sobrevivió a la quema, continúa incólume en el poblado del sur de Pinar del Río que desde 1896 se proclama como el Bayamo de Occidente. jha/alo