Por: Teyuné Díaz Díaz
Redacción de Economía
Con sus 25 kilómetros de playa -desde Punta del Este a Playa Sirena– y a unos 190 kilómetros al sur de La Habana, la capital, ese destino turístico es una de las zonas elegidas por los quelonios para desovar, aunque con prácticas de cuidados ambientales ningún área queda exenta al cambio climático.
Para reducir la respuesta de la naturaleza a la depredación humana, un grupo de tres especialistas manejan el Centro de rescate de tortugas marinas, cuyo programa de desarrollo abarca el cuidado de nidos, educación ambiental y estudios de monitorización.
La labor fundamental del centro -ubicado en Villa Marina- consiste en ayudar al nacimiento de las tortuguitas y colocarlas en el mar. Una intervención realizada solo en aquellos lugares sin esperanzas para la supervivencia de la especie, explicó uno de los especialistas del proyecto, el biólogo Leonardo Rodríguez.
A través de los años, añadió, los turistas canadienses son los más entusiastas para desarrollar esas actividades e incluso organizan grupos de voluntarios para participar en acciones de campo como los rescates de nido, observación nocturna y de nacimientos.
Clientes que escogen el destino Cayo Largo para, también, colaborar con la limpieza de playa, actividad a la cual con mayor frecuencia se incorporan personas interesadas en ser amigables con el entorno.
Rodríguez destacó que en 2022 hubo récord con el rescate de unos 240 nidos, lo cual representó unos 24 mil huevos salvados, de los que, en noviembre, unos 11 mil eclosionaron y las tortuguitas salieron hacia el mar.
LA LIBERACIÓN DE LAS TORTUGUITAS
Una línea de uno a dos metros del mar marca el punto de liberación de los recién nacidos, actividad en la cual los visitantes sostienen entre uno y tres diminutos quelonios y los depositan en la arena.
La hora ideal, continúa, es cerca de las 5:00 pm cuando bajan un poco las temperaturas y se acerca el posible momento de emerger de forma natural.
Una vez en la arena se les activa una especie de brújula interna y durante el desplazamiento memorizan el olor, es como un GPS natural, por ello no se debe interferir en su camino, pues lo graban para el resto de su vida, señaló.
Playas a las que retornaran al adquirir la madurez de los órganos sexuales y estén listas para desovar, aunque no sea exactamente en el mismo lugar, pero si en la zona.
EL EXTRAÑO CASO DE LAS TORTUGAS ALBINAS
¿Tortugas albinas? Si, es una extraña enfermedad que genera altos niveles de vulnerabilidad y secuelas a los quelonios que la padecen, incluso la esperanza de vida en el medio natural es más crítica.
Pero lo raro de esa afección es que de una población de unos 20 mil huevos, solo nazcan de una a dos albinas, explicó Rodríguez.
Cuba cuenta con un caso único a nivel mundial, en tanto que el 20 de julio de 2019, ocurrió el extraordinario nacimiento de 18 tortugas albinas de un nido de 112 huevos, y de ellos, 99 vivos -más del 90 por ciento de natalidad- pero a causa de carecer de suficiente sostén de supervivencia, perecieron 10 en el primer año de vida.
Después fallecieron otras tres, a la edad de tres años con tres meses y aun sobrevivían cinco, realmente, es un caso único en el orbe, significó el biólogo.
ALGUNAS CURIOSIDADES
De las siete especies de tortugas marinas, tres llegan con mayor frecuencia a las costas de Cayo Largo en el periodo de desove –de mayo a septiembre-, momento en que los cuidadores organizan visitas nocturnas a las zonas de apareamiento.
Ya en la playa, continúa Rodríguez, para alejarse de los movimientos de las mareas las tortugas necesitan los bancos de arena cada vez más escasos y de ahí mayores pérdidas de nidos.
En ese momento comienza el primer objetivo del centro, rescatar a tiempo los nidos, trasladarlos y sembrarlos en el área de incubación por unos dos meses, proceso que ocurre de dos a tres veces por temporada.
A mediados de junio comienzan los nacimientos, ya que los huevos plantados en mayo comienzan a eclosionar, a emerger, y el siguiente paso consiste en liberarlos al mar.
Los primeros siete días conservan un frenesí natatorio, una energía increíble de desplazamiento en el trayecto desde la playa y alcanzar las corrientes oceánicas para evitar la depredación.
Se trata de una labor que pretende disminuir el impacto medioambiental ocasionado por el cambio climático e intenta aunar a todo tipo de visitantes sean turistas extranjeros o cubanos, y trabajadores en función de concientizar y transmitir el programa, y así contribuir a la conservación de las especies, concluyó.
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