La Unesco declaró en 1988 Patrimonio Cultural de la Humanidad al centro histórico urbano de Trinidad, tercera villa fundada en Cuba por los españoles, junto al Valle de los Ingenios, sitio catalogado por los expertos como un museo a cielo abierto.
San Isidro de los Destiladeros es un exponente del desarrollo de la industria azucarera que protagonizó el auge económico desde la segunda mitad del siglo XVIII, destaca este martes la página web de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios.
Hasta la actualidad llegaron juntos su casa-hacienda y la torre campanario, barracones de esclavos, aljibes, destilería, sistema de represa y canales hidráulicos, “que hacen de él un área priorizada para el estudio arqueológico de la industria azucarera colonial”.
Desde 2000 la citada oficina y el Museo de Arqueología de la Ciudad iniciaron estos talleres, con vistas a investigar en las ruinas de la antigua instalación fabril, con la presencia de varias instituciones de todo el país.
En la mencionada página se convoca a arqueólogos, arquitectos, ingenieros y otros especialistas interesados en el tema, residentes en Cuba o el exterior, a participar en este evento.
La consulta del libro Monumentos Nacionales y Locales de Sancti Spíritus, de un colectivo de autores, aporta la imagen de un Valle de los Ingenios con un saldo de 73 sitios arqueológicos industriales con restos constructivos de la arquitectura vernácula.
A diferencia de la emblemática torre Manaca Iznaga, con unos 43,5 metros de altura, la singular torre-campanario de San Isidro de los Destiladeros alcanza 14 metros.
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