Foto: Embajada de Cuba
Esa Proclama fue acordada y firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de nuestra región en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, efectuada en La Habana en 2014, precisó Thomas al intervenir en el debate general de la Conferencia Regional sobre el impacto social y humanitario de las armas autónomas.
En la cita, que concluye hoy en el hotel Marriot, en Belén de Heredia, Thomas resaltó que «Cuba continuará abogando por la adopción de un instrumento internacional jurídicamente vinculante que prohíba la fabricación, posesión y el empleo de las armas totalmente autónomas y que establezca regulaciones específicas para el uso de las semiautónomas».
También expresó la esperanza de que las deliberaciones que han tenido lugar en este evento contribuyan a impulsar el trabajo del Grupo de Expertos Gubernamentales sobre tecnologías emergentes establecido en el marco de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, ámbito en el que tienen lugar los debates internacionales sobre esta cuestión».
Cuba tiene una posición clara en este tema: las armas autónomas deben ser prohibidas, porque son incompatibles con el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, señaló, y añadió que esa acción se requiere, además, con urgencia, antes de que sea demasiado tarde y se comiencen a producir y desplegar tales armas en gran escala.
Sostuvo que el empleo de las armas autónomas no puede garantizar el respeto a principios básicos internacionalmente aceptados, como los de proporcionalidad, distinción entre civiles y combatientes, limitación y precaución, entre otros, y puntualizó que los medios y formas de hacer la guerra no pueden ser ilimitados.
Thomas indicó que con el uso de tales armas, tampoco podría evaluarse efectivamente la responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos, ni por las violaciones del Derecho Internacional.
La aceptación de las armas autónomas sin regulación ni prohibición alguna, implicaría aceptar la deshumanización sin límites de los conflictos armados, así como significaría aceptar que es legítimo y legal violar de manera arbitraria el derecho sagrado a la vida que tenemos todos los seres humanos, apuntó.
La funcionaria del Minrex cubano aseveró que las máquinas no pueden sustituir al ser humano en las decisiones más importantes de la guerra, y en ningún caso podemos darle la capacidad de decidir sobre la vida de las personas.
Por ello, acotó, Cuba favorece la prohibición de todos los sistemas de armas que obvien el control humano.
Comentó que vivimos en un contexto internacional preocupante, en el que nuestras naciones enfrentan serios desafíos de seguridad, y mencionó que se intensifican las guerras no convencionales, se incrementan y modernizan los armamentos, y se socavan impunemente la paz y seguridad internacionales.
En resumen, se debilita el multilateralismo y se erosiona la maquinaria de desarme de Naciones Unidas.
De ahí que sean particularmente preocupantes los desafíos que plantean las tecnologías emergentes en el área de los sistemas de armas letales autónomos, pues su uso significaría un cambio en el paradigma o la manera de hacer la guerra, afectaría seriamente la seguridad internacional y traería aparejado un aumento sin precedentes de la carrera armamentista.
Asimismo, prosiguió, otro aspecto de preocupación es el negativo impacto del empleo de estos sistemas de armas autónomas para el medio ambiente, para la protección de la vida de los seres humanos y de todos los seres vivos en el planeta.
Entonces, destacó, constituye una obligación de los Estados garantizar que las nuevas tecnologías se acojan a lo dispuesto por el Derecho Internacional.
Cuba, subrayó, continuará trabajando de conjunto con otros países, incluyendo las hermanas naciones de América Latina y el Caribe, para proteger a las presentes y futuras generaciones de las armas autónomas.
lam/ale