Unocha hizo hincapié en la financiación humanitaria temprana de la población afgana en su cuenta de Twitter.
Los organismos de ayuda pueden mantener las actividades de preparación para el invierno, apoyar a las familias durante la temporada de siembra y prepararse para responder a las inundaciones antes de las lluvias, acotó.
Afganistán sigue acorralado por el hambre, con millones de personas que necesitan ayuda humanitaria.
Tras años de conflicto e inestabilidad, la situación económica y política trajo más problemas al país centroasiático devastado por la guerra y afectado por desastres naturales recurrentes, la pobreza crónica y las enfermedades, incluida la pandemia de Covid-19.
«Junto con la sequía y el cambio climático, el bloqueo de los activos bancarios por Estados Unidos y otros países occidentales, así como el cierre de los sistemas financieros y bancarios, son factores que aumentaron el nivel de pobreza en Afganistán», dijo Abdul Rahman Habib, portavoz de la cartera de Economía.
La estabilidad económica afgana depende críticamente de los flujos de ayuda humanitaria, incluidos los envíos de efectivo por la ONU, que ascendieron a mil 800 millones de dólares en el último año, aunque dicha ayuda no es muy eficaz para aliviar la pobreza en el país.
Tras la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, Afganistán quedó aislado de las instituciones financieras internacionales, mientras Estados Unidos congeló casi 10 mil millones de dólares de los activos del banco central del país.
La posición de la Casa Blanca empeoró la situación afgana y los precios de los alimentos y del combustible se duplicaron en momentos en que millares de personas se quedaron sin empleo.
Afganistán está en peores condiciones económicas y sociales después de la retirada militar de Estados Unidos, que invadió en 2001 el país bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo y debido a la actual crisis humanitaria, 23 millones de personas, el 60 por ciento de la población, dependen de ayuda humanitaria.
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