Por Marta Denis Valle*
Colaboradora de Prensa Latina
Con el presbítero y filósofo Félix Varela Morales (1788-1853), quien expuso las bases de la nacionalidad y del pensamiento independentista cubanos, aparece claramente el concepto de Patria al tiempo de renovar los estudios filosóficos.
Patriota y reformador de los estudios filosóficos en el país, dada su formación científica separó la teología y la filosofía, explicó física y química y contribuyó al progreso científico de Cuba sin abandonar la misión sacerdotal.
Sus restos, trasladados a Cuba en 1911, reposan en una pequeña urna, en este sitio escenario de múltiples hechos trascendentes.
HABANERO ILUSTRE
Notable filósofo, teólogo, sacerdote, pedagogo, escritor y periodista, Varela nació en La Habana el 20 de noviembre de 1788, en un hogar de familia acomodada, y falleció en San Agustín, Florida, Estados Unidos, el 25 de febrero de 1853, a la edad de 64 años y en extrema pobreza.
Era hijo del español Francisco Varela, natural de Tordesillas, España -teniente de Fijos de Infantería de La Habana- y de la santiaguera María Josefa Morales.
Un hecho importante en su vida constituyó que falleciera la madre; parte de la niñez estuvo bajo la tutela del abuelo materno, Bartolomé Morales, coronel del Regimiento Fijos de La Habana, nombrado jefe del Castillo de San Marcos, de La Florida.
Pasó parte de la niñez (1791-1801) en San Agustín, Florida, entonces enclave español, bajo la tutela de su abuelo materno y la enseñanza del sacerdote irlandés Michael O´Reilly.
Al regresar a La Habana, ingresó en el Real Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde fue uno de los alumnos más brillantes del padre José Agustín Caballero y prosiguió su labor renovadora alentado por Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa (1756-1832), obispo de La Habana desde 1802.
En 1806, ya con el título de Bachiller en Teología, tomó los hábitos y en 1810 se gradúo de licenciado en Teología. En 1811 se ordenó de sacerdote. Ese año, con una dispensa de edad -tenía 23 años- otorgada por el obispo Espada y brillante examen, asumió las cátedras de Latinidad y Retórica, y de Filosofía.
Muy temprano sobresalió cuando abrió las puertas al pensamiento cubano hacia un rumbo propio, en el cual era lícito, según sostuvo desde 1817, inculcar a los niños el sentimiento patriótico; esta idea la transmitió a los jóvenes que integraban el llamado grupo vareliano.
Impartió Filosofía, Economía Política y Constitución; dejó atrás la enseñanza escolástica de corte medieval y desarrolló el pensamiento lógico sobre las bases de los nacientes métodos de las ciencias modernas. Fundó el primer gabinete de física experimental en el país.
El 18 de enero de 1821, en el Aula Magna del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, Varela inició la nueva cátedra de Constitución con una matrícula de 193 personas.
A los jóvenes abrió amplios horizontes del saber, de conocimientos avanzados, y les inculcó las ideas patrióticas; siempre se recuerdan las palabras de José de la Luz y Caballero sobre Varela: «quien nos enseñó primero en pensar».
Entre sus alumnos hubo notables fundadores de la cultura patriótica, además de Luz y Caballero, educador y filósofo; José Antonio Saco (historiador y sociólogo), Domingo del Monte (animador cultural), Felipe Poey (científico famoso) y José María Heredia, el primer poeta revolucionario de Nuestra América.
SUS MERITOS
Varela se proyectó tempranamente como ideólogo de la futura nación, sin cuajar hasta décadas posteriores, e influyó en las sucesivas generaciones para crear las bases de la cultura y nacionalidad cubanas.
Los conceptos de libertad y soberanía están presentes en su pensamiento y acordes con el rechazo al colonialismo español, la esclavitud y el anexionismo.
Concibió a la futura Cuba integrada por todos los componentes étnicos nacionales -blancos, negros y mulatos-, en igualdad de derechos incluso para los peninsulares españoles residentes en el país.
En su estancia en España (1821-1823), como diputado a Las Cortes, se pronunció por la independencia de Hispanoamérica y apoyó la destitución del rey Fernando VII.
Perseguido y condenado a muerte por las autoridades absolutistas, con 35 años de edad escapó hacia Estados Unidos, donde vivió el resto de su vida.
Publicó el periódico independentista El Habanero, en Filadelfia (1824-1825) y en Nueva York (1825-1826), rotativo político, científico y literario que entraba clandestinamente en Cuba con su prédica.
Según el historiador Emilio Roig de Leuchsenring, es la primera manifestación revolucionaria de carácter periodístico en este país. Después Varela redactó El Mensajero Semanal (1828-1831), junto a su alumno José Antonio Saco.
Prosiguió su labor de educador en Estados Unidos, donde fundó varias escuelas para infantes y publicó periódicos para niños y jóvenes. Fue nombrado vicario general de Nueva York (1837) y recibió el grado de Doctor (1841) del Claustro de Teología del Seminario de Santa María de Baltimore.
arb/MDV
*Historiadora y periodista cubana.