La parlamentaria, quien desde el pasado 15 de febrero inició un recorrido por varias ciudades de esta nación europea, organizado por la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba (Anaic), abrió este viernes sus actividades, en la sureña urbe calabresa de Catanzaro, con una conferencia en la Universidad Magna Graecia (UMG).
El rector del plantel, Giovanbattista De Sarro, pronunció las palabras iniciales del evento, que contó con la participación de la embajadora de la isla en Italia, Mirta Granda, así como de Marco Papacci, presidente de la Anaic, y del coordinador de esa organización en Calabria, Pino Scarpelli, miembro del partido Refundación Comunista.
De Sarro agradeció a la legisladora su presencia, y por posibilitar con su disertación la ampliación del conocimiento sobre las experiencias de su país, lo que posibilitará el desarrollo futuro de nuevos proyectos de cooperación.
Intervino el doctor Fabrizio Chiodo, del Centro Nacional de Investigaciones, colaborador del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), de Cuba, quien se refirió al desarrollo de cinco candidatos vacunales contra la Covid-19 en ese país, a pesar del criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.
También usaron la palabra los profesores Geremia Romano; Agostino Gnasso, Domenico Britti, Paola Roncada, Giuseppe Nardi, Monicsa Nardi y Charlie Barnao, este último como moderador.
Barnao expresó que los recientes logros de Cuba, como la aprobación del nuevo Código de las Familias, la inmunización de su población contra esa enfermedad con vacunas propias, entre muchos otros, solo son posibles en su sistema que pone en primer los derechos humanos.
La parlamentaria habló acerca del carácter popular de la Revolución cubana, que eligió el camino del socialismo para hacer realidad el sueño de libertad y verdadera emancipación, un gran reto, una utopía, que en la práctica se ha demostrado que es posible.
Indicó que en tal sentido, muchos le han preguntado, en sus presentaciones realizadas previamente en las ciudades de Milán, Génova, Florencia, Turín, Roma y Pescara ¿cómo es posible que en Cuba se aprobase un proyecto legislativo tan avanzado como el Código de las Familias?
Ello se logró, según explica, porque el proceso revolucionario cubano pone al ser humano en el centro de su desarrollo, que no es economicista, como en el capitalismo, “sino humanista, profundamente humanista”,
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